En 1992 durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo organizada en Río de Janeiro nació el Día Mundial del Agua que se celebra cada 22 de marzo. Esta fecha nos recuerda que el agua es esencial para la vida. La cantidad de agua dulce existente en la tierra es limitada, y su calidad está sometida a una presión constante.
En 2025, el tema del Día Mundial del Agua es "Conservación de los glaciares". Los glaciares son esenciales para la vida y están derritiéndose a un ritmo alarmante debido al aumento de las temperaturas globales, lo que está alterando el ciclo del agua y provocando fenómenos extremos como crecidas, sequías, deslizamientos de tierra y la subida del nivel del mar (está 20 centímetros por encima del nivel del año 1900). Este retroceso amenaza con afectar a miles de millones de personas que dependen de los flujos de agua de deshielo para el abastecimiento de agua potable, la agricultura, la energía limpia y la salud de los ecosistemas. Por ello, la conservación de los glaciares se ha convertido en una prioridad urgente para mitigar los efectos del cambio climático.
El Día Mundial del Agua 2025 pone énfasis en la importancia de proteger los glaciares, no solo para preservar estos recursos hídricos esenciales, sino también como una estrategia de supervivencia para el planeta. Para frenar el derretimiento de los glaciares, es crucial reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global y adoptar medidas locales que permitan gestionar de manera más sostenible el agua de deshielo. La conservación de los glaciares debe ser parte integral de nuestros esfuerzos para abordar la crisis del cambio climático y la escasez mundial de agua.
Una buena gestión de los recursos hídricos es fundamental para garantizar el abastecimiento y la calidad del agua. El cambio climático, las sequías, la escasez de agua en muchas partes del planeta, el aumento de la población, los cambios en la demografía y la urbanización suponen un desafío para el sistema de abastecimiento.
El acceso al agua es un derecho humano, y como tal debe ser:
Las consecuencias de la escasez de agua son graves y afectan a todos los continentes, podemos destacar las siguientes:
Por desgracia, millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua potable y las personas desplazadas y refugiadas son especialmente vulnerables ante este problema. Estas son las consecuencias para la población refugiada:
El agua contaminada puede transmitir enfermedades como la diarrea, el cólera, la disentería, la fiebre tifoidea y la poliomielitis. Por ejemplo, se estima que unas 842.000 personas mueren cada año de diarrea como consecuencia de la insalubridad del agua. Y es que unas 2000 millones de personas se abastecen de una fuente de agua potable contaminada por heces.
Según la Organización Mundial de la Salud, estas son las tres prioridades máximas con respecto al agua potable y al saneamiento en situaciones de emergencia:
ACNUR trabaja para que todos las personas refugiadas y desplazadas tengan acceso al agua potable en cantidades suficientes para poder llevar una vida digna en los campos de refugiados.
Reducir los riesgos para la salud y promover unas condiciones de vida digna son los principales objetivos del trabajo de ACNUR en materia de agua y saneamiento.
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