La escolarización de los menores de edad, algo que parece esencial en el siglo XXI, no lo es tanto para los niños refugiados. En los campos, el acceso a comida, sanidad, agua potable y un refugio seguro son siempre la prioridad, pero la educación es algo fundamental para que millones de niños, víctimas de conflictos en sus países, puedan labrarse un futuro.
En su reciente informe sobre la situación actual de la escolarización entre niños refugiados, ACNUR indica que más de la mitad de los 6 millones de niños en edad escolar bajo su amparo no tienen una escuela a la que acudir, lo que supone una crisis importante en materia de educación.
Los datos son del todo alarmantes, ya que casi 2 millones de adolescentes no tienen acceso a educación secundaria y 1,75 millones de niños tampoco pueden acudir a una escuela primaria. Más de la mitad de estos niños refugiados proceden de sólo 7 países: Chad, la República Democrática del Congo, Etiopía, Kenia, Líbano, Pakistán y Turquía.
"La educación de los refugiados está muy descuidada y se trata de las pocas oportunidades que tenemos para transformar y crear nuevas generaciones capaces de cambiar la suerte de decenas de millones de personas desplazadas a la fuerza en todo el mundo"
Filippo Grandi, Alto Comisionado de ACNUR.
Mientras que la media global de niños escolarizados es del 90%, menos del 50% de los niños refugiados tienen la posibilidad de ir a la escuela. Esta diferencia se agranda si comparamos la escolarización en adolescentes refugiados, entre los cuales el 22% tiene acceso a educación, o en estudios superiores: tan sólo un 1% va a la universidad.
Dado que la media de estancia en un campo de refugiados es de 17 años, la gravedad de la situación es crítica a la hora de buscar salidas profesionales para ellos. A pesar de los avances realizados durante los últimos años, el crecimiento del número de refugiados a nivel global, que supera en 2015 los 65 millones, hace que cada vez sea más necesario poner más medios para poder aumentar la tasa de escolarización de los niños refugiados. Con el ritmo de crecimiento actual, ACNUR estima que cada año hará falta incrementar en 20.000 los profesores adicionales dedicados a esta empresa.
"Mientras la comunidad internacional considera cuál es la mejor manera de hacer frente a la crisis de los refugiados, es esencial que pensemos más allá de la simple supervivencia ", indica Grandi. "La educación permite a los refugiados influir de manera positiva en el futuro, tanto de los países de acogida, como de sus países de origen una vez regresen", añade.
Programas como el de Educa un niño o iniciativas como la de El Corte Inglés con ACNUR han ayudado a financiar la escolarización de niños refugiados en los campos. Gracias a donaciones, se busca escolarizar a más de 1 millón de niños refugiados.
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