Crisis en Sudán del Sur: combates y desplazamientos masivos en la región del Alto Nilo

En las últimas semanas, los enfrentamientos entre el Ejército de Sudán del Sur y fuerzas paramilitares de la región del Gran Alto Nilo, se han intensificado. Estos enfrentamientos han resultado en decenas de muertes, cientos de personas heridas y decenas de miles de desplazamientos en el estado del Alto Nilo. La violencia ha llevado a que al menos 1.500 personas se hayan refugiado en Etiopía, mientras que los combates continúan afectando gravemente a las poblaciones locales.

Las tensiones entre el gobierno y las fuerzas de la oposición han ido en aumento desde octubre de 2024, cuando el presidente Salva Kiir anunció un aplazamiento de dos años de las elecciones presidenciales, previstas inicialmente para diciembre de 2024, retrasándolas a finales de 2026. Esto está provocando luchas por el control territorial en varias zonas del país.

El impacto de estos enfrentamientos se refleja en los miles de desplazamientos que han huido de la violencia. Se estima que más de 50.000 personas se encuentran desplazadas en los condados de Nasir y Ulang, y muchas más se dirigen hacia la vecina Etiopía. La región del Alto Nilo, una de las más empobrecidas y remotas de Sudán del Sur, carece de infraestructura básica, lo que dificulta enormemente las labores de ayuda humanitaria. Además, tiene uno de los peores índices de desnutrición en un país donde el 75% de la población necesita ayuda humanitaria.

El aumento de la inseguridad alimentaria es otro factor crítico. Se estima que 6,1 millones de personas en Sudán del Sur están en riesgo de experimentar niveles extremos de inseguridad alimentaria entre diciembre de 2024 y marzo de 2025. Esta cifra incluye a unos 31.000 retornados que enfrentan una situación catastrófica, mientras que el impacto de la depreciación de la libra sursudanesa ha incrementado el coste de los alimentos, exacerbando aún más la crisis.

Sudán del Sur acoge actualmente a 530.000 refugiados y solicitantes de asilo, 1,8 millones de desplazados internos y 1,6 millones de refugiados retornados. El 94% de los refugiados son sudaneses. Desde el inicio de la crisis de Sudán, más de un millón de personas han llegado a Sudán del Sur en busca de seguridad. De ellas, el 70% son ciudadanos sursudaneses que regresan a sus hogares, mientras que el resto incluye a más de 200.000 refugiados sudaneses, así como a un número menor de otros ciudadanos extranjeros

La situación sanitaria en Sudán del Sur también es alarmante. El país está enfrentando un brote de cólera que se ha extendido rápidamente por varias regiones. Hasta el 31 de enero de 2024, se habían registrado más de 26.000 casos, con 446 muertes en 32 condados. Este brote es otro factor que está exacerbando la crisis, mientras que las operaciones humanitarias son interrumpidas por la inseguridad en las zonas afectadas por los combates.

Por otro lado, en 2024, Sudán del Sur y Etiopía fueron algunos de los países del este y el Cuerno de África afectados por fuertes lluvias y graves inundaciones, que tuvieron un impacto significativo en la población refugiada y desplazada interna. De hecho, Sudán del Sur fue el más afectado, con 1,3 millones de personas damnificadas y 327.000 nuevos desplazados, incluso en zonas que acogían a refugiados y retornados.

Ante la intensificación de los combates y la crisis humanitaria, la comunidad internacional ha alzado la voz para condenar las hostilidades. Países como Canadá, Francia, Alemania, Países Bajos, Noruega, Reino Unido o Estados Unidos, entre otros, han instado al cese inmediato de los enfrentamientos.

Por otro lado, el impacto de la crisis no se limita a Sudán del Sur. Etiopía, que alberga a más de 1,1 millones de refugiados, de los cuales unos 430.000 han huido de Sudán del Sur, ha visto un aumento de la llegada de desplazados. Alrededor del 70% de los refugiados se refugian en Gambella, en la frontera con Sudán del Sur, y en la región de Somali, al este del país. Etiopía es el tercer país africano que más refugiados acoge, principalmente de Sudán del Sur, Somalia y Eritrea. Estos nuevos desplazamientos han generado una presión adicional sobre los recursos y las infraestructuras del país.

La situación en Sudán del Sur y sus países vecinos sigue siendo extremadamente volátil, con millones de personas atrapadas en medio del conflicto, la inseguridad alimentaria y el brote de enfermedades. Además, las limitaciones de financiación, la falta de infraestructuras y los retos financieros son barreras significativas para una respuesta efectiva a largo plazo. ACNUR ha hecho un llamamiento a todas las partes involucradas en el conflicto para que busquen una solución pacífica que permita una mayor intervención humanitaria y reduzca el sufrimiento de la población civil.