Los campos de refugiados rohingya y las zonas que los acogen, están situados en uno de los países de la región de Asia y el Pacífico más expuestos a los riesgos meteorológicos, por lo que son extremadamente vulnerables a los incendios, los ciclones y los monzones. Además, el hacinamiento, la deficiencia de infraestructuras y la utilización de materiales inflamables para construir los refugios (bambú y lona) favorecen la proliferación de incendios, especialmente en la estación seca (de octubre a junio)
Este incendio masivo ha destruido 2000 refugios en el campamento 11 y 12.000 personas han perdido sus hogares de los 32.000 residentes del el campo 11. Este incendio supone un nuevo sufrimiento para los refugiados rohingya que ya han perdido anteriormente sus hogares y ahora vuelven a perderlo junto a sus pertenencias, lo que supone un trauma adicional a sus ya complicadas vidas. Además, más de 90 instalaciones han quedado destruidas por el incendio, incluidos hospitales y centros de enseñanza.
Las llamas ardieron durante tres horas en el campamento 11 hasta que los voluntarios de la Unidad de Seguridad para los Refugiados Rohingya, formados en la lucha contra incendios, fueron los primeros en llegar con ayuda de unidades móviles de extinción de fuego de tres ruedas adaptados para transportar agua. Estos pudieron contener las llamas hasta que llegaron los bomberos y las autoridades locales que consiguieron contener el fuego hacia las 17.00 hora local. Se desplazaron 16 unidades móviles de extinción de incendios proporcionadas por ACNUR que se desplegaron por los campamentos y consiguieron llegar a zonas congestionadas.
Lo primero fue la evacuación de las personas para proteger sus vidas, después frenar el fuego, desmantelar los refugios para evitar la propagación, extinguir el incendio y por supuesto, la asistencia médica y el apoyo psicológico ante otra tragedia más en la vida de los refugiados y por último, el seguimiento y la reunificación familiar. Esto es clave para ayudar a los familiares a reunirse en el caso de que se hayan separado durante el incidente.
Se activaron tres equipos médicos móviles y se desplegaron 90 trabajadores sanitarios comunitarios rohingya formados y apoyados por ACNUR que trabajaron durante toda la noche para prestar los primeros auxilios a los heridos por el incendio, derivar los casos más graves a centros sanitarios y proporcionar apoyo psicosocial de emergencia. Además, ACNUR evacuó las instalaciones médicas del campo 12 como medida de precaución.
Tanto las autoridades de Bangladesh como ACNUR en coordinación con otros socios de la ONU y ONG, y junto a los refugiados voluntarios están proporcionando apoyo y protección a los rohingya. ACNUR ha desarrollado una estrategia basada en cuatro pilares fundamentales: prevención, mitigación, adaptación y respuesta. Se trata de un esfuerzo transversal que incluye un plan integral de acción climática, la planificación de la gestión de los emplazamientos y la formación en desarrollo de capacidades de los refugiados y las comunidades locales para mejorar la resistencia ante los riesgos medioambientales.
Hechos como este recuerdan la importancia de la inversión continua en refugios sostenibles, en la gestión de terrenos y emplazamientos y trabajar en la reducción del riesgo de catástrofes y medidas de mitigación medioambiental. ACNUR invierte en infraestructuras y esfuerzos de reverdecimiento que incluye, gracias a la colaboración con otras agencias de la ONU y socios, plantar más de 600 hectáreas de árboles y vegetación para prevenir los corrimientos de tierra y las inundaciones.
ACNUR y sus socios han planificado los campamentos para mejorar la seguridad de sus habitantes, por lo que algunas familias han sido reubicadas dentro de los campamentos para evitar que la gente viva en las zonas más propensas al riesgo.
Los refugiados voluntarios reciben formación continúa para prevenir y responder ante posibles incendios, para identificar condiciones peligrosas y poder informar a ACNUR y sus socios de que restauren lo antes posible los daños en instalaciones de agua, saneamiento e higiene, puentes, daños en refugios y el mantenimiento de instalaciones temporales. Estos refugiados también aprenden a identificar los riesgos de inundaciones y corrimientos de tierra y a evacuar adecuadamente a las personas cuando sea necesario.
ACNUR también está prestando apoyo a través de la unidad de registro, para reimprimir todos los documentos perdidos en el incendio, de modo que los refugiados puedan acceder a la distribución de alimentos y artículos no alimentarios.
La situación de los refugiados rohingya es muy complicada lo que hace a esta población tremendamente vulnerable por lo que siguen necesitando mucha apoyo.