La vida de cientos de miles de personas en Somalia está en riesgo, según los últimos análisis de seguridad alimentaria y nutrición. El epicentro de esta crisis alimentaria en Somalia se encuentra en los distritos de Baidoa y Burhakaba, en la región de Bay, en el centro-sur del país.
Cuatro temporadas de lluvias fallidas consecutivas han provocado una sequía devastadora que ha arrasado con los cultivos y el ganado. En noviembre de 2021, el gobierno de Somalia declaró el estado de emergencia. En febrero de 2022, se informó de que 4,3 millones de personas se habían visto afectadas por la sequía, un aumento del 34 % con respecto a diciembre de 2021.
Muchas familias ya habían agotado sus existencias de años anteriores y, con unas lluvias inferiores a la media a partir de finales de 2021, miles de personas que dependen de la agricultura se han visto obligados a huir de sus hogares en busca de protección, seguridad y un lugar mejor para vivir.
Desde principios de 2021, la sequía ha obligado a unas 260.000 personas en la región de Bahía a abandonar sus granjas y a desplazarse en busca de alimentos y ayuda. En todo Somalia, el número de personas desplazadas por la sequía ha alcanzado un nuevo récord. Desde enero de 2021 ha superado el millón, el 66 % son niños.
En julio de 2022, los niveles de desnutrición aguda entre los niños menores de cinco años habían alcanzado el 28,6 % entre los desplazados internos.
Es probable que 1,5 millones de niños sufran desnutrición aguda debido a la escasez de alimentos. Las mujeres y las niñas, que constituyen la mitad de la población desplazada, se enfrentan a un mayor riesgo de violencia y abusos sexuales al pasar más tiempo fuera de sus hogares en busca de alimentos.
La educación de 2,4 millones de niños y niñas en edad escolar se ha visto afectada por la sequía; 1,7 millones ya no asisten a la escuela. Otros 720.000 corren el riesgo de abandonar el colegio. La experiencia de sequías pasadas indica que el 90 % de los niños que abandonan la escuela nunca regresan.
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