Goles por la paz: un torneo que cambia vidas

La integración social y el empoderamiento juvenil son fundamentales para la construcción de sociedades inclusivas. Esto es especialmente relevante para jóvenes como Metin, un niño iraní de 11 años, y Şuayip, un adolescente afgano, quienes han encontrado en el deporte una herramienta para superar barreras culturales y personales. Gracias al proyecto “Promoción de la paz y la protección a través del deporte para jóvenes bajo protección temporal e internacional y jóvenes de comunidades de acogida en Turquía”, implementado por ACNUR y respaldado por la Fundación Barça, han dado pasos significativos hacia un futuro lleno de posibilidades.

Metin y su familia llegaron a Turquía en 2011, escapando de la persecución en Irán. Ahora, tras establecerse en Manisa, Metin ha encontrado un lugar para desarrollarse, hacer amigos y perseguir sus sueños. “Siempre me ha gustado jugar al fútbol, pero aquí he aprendido mejores técnicas”, afirma Metin, quien lleva cuatro meses participando en sesiones de entrenamiento de fútbol. Estas sesiones forman parte de un programa más amplio que incluye deportes como baloncesto, voleibol y balonmano, dirigido a jóvenes de entre 8 y 16 años.

Metin en el campo de fútbol. Foto ©UNHCR Türkiye.

Para Şuayip, el fútbol ha sido una vía para construir nuevas relaciones y desarrollar su confianza. Después de mudarse desde Afganistán, se unió al proyecto gracias a una recomendación familiar. “Antes tenía amigos de mi propio país, pero aquí también he hecho amigos turcos. Todos me tratan con mucha amabilidad”, relata Şuayip, quien valora profundamente las enseñanzas de su entrenador y los días que pasa en el campo.

El innovador proyecto deportivo “Promoción de la paz y la protección a través del deporte para jóvenes bajo protección temporal e internacional y jóvenes de comunidades de acogida en Turquía” busca fomentar la paz y la integración social en Turquía. Este programa utiliza el deporte como herramienta para unir a jóvenes refugiados y a comunidades de acogida.

Şuayip sonríe en el campo de fútbol. Foto ©UNHCR Türkiye.

El impacto de este proyecto va más allá de las canchas. Para Şuayip, cada sesión de entrenamiento es una oportunidad de crecimiento personal. “Cada vez que vengo aquí, aprendo algo nuevo de mi entrenador, y eso me hace muy feliz”, dice. Estas actividades no solo fortalecen habilidades físicas, sino también valores como el respeto, la empatía y el trabajo en equipo.

El proyecto, que concluirá en enero de 2025 con un segundo Torneo de la Amistad, busca llegar a 1.000 jóvenes refugiados y de comunidades de acogida.

La Fundación Barça, entidad detrás de este programa, tiene una larga trayectoria en el uso del deporte como herramienta para la inclusión social y el bienestar emocional. Este proyecto en Turquía refuerza ese compromiso de brindar oportunidades a niñas, niños y jóvenes más vulnerables como refugiados y desplazados.

El 23 de octubre de 2024 marcó un hito en la vida de Metin, Şuayip y cientos de jóvenes más. Ese día, más de 500 participantes, tanto refugiados como de comunidades turcas, se reunieron en Manisa en los “Torneos de la Amistad”, un evento diseñado para celebrar los logros del primer grupo de entrenamiento del proyecto.

Desde temprano, los equipos disputaron partidos emocionantes, compartieron risas y participaron en actividades en diferentes puestos de juego. Aunque los encuentros consistían en competiciones, el espíritu de unidad y colaboración predominó. “Cuando llegamos al torneo, estábamos muy emocionados. Jugar al fútbol todo el día fue increíble”, relata Metin, quien se llevó una medalla de oro, al igual que todos los participantes, como símbolo de amistad y paz mundial.

Unidos por el deporte, Metin y Şuayip son ejemplos de cómo la perseverancia y el trabajo en equipo pueden superar barreras y construir un futuro más inclusivo y esperanzador. Sus historias de resiliencia demuestran que si a los jóvenes se les brinda espacio y herramientas pueden prosperar. Turquía es un ejemplo de modelo de integración y cohesión social, demostrando que, con apoyo y colaboración, es posible crear comunidades más fuertes y unidas entre las personas refugiadas y las locales.