El actor americano conocido y premiado por su papel en Modern Family, Jesse Tyler Ferguson, también es conocido por su faceta solidaria. Su apoyo a causas como la comunidad LGTBI o derechos humanos le han llevado a implicarse en distintas ONG y a hacer de altavoz de comunidades desfavorecidas.
En febrero de 2019, ante la crisis humanitaria de refugiados y migrantes de Venzuela, Jesse Tyler Ferguson y su marido, Justin Mikita, han viajado a Colombia para conocer en primera persona a los venezolanos que han salido del país en los últimos meses.
De los estudios de grabación de Hollywood, el actor de Modern Family llegaba hasta el Puente Internacional Simón Bolívar en la frontera entre Venezuela y Colombia, uno de los siete puntos legales de entrada.
Un total de 3 millones de venezolanos se encuentran viviendo en el fuera del país, la gran mayoría en América del Sur, este es el éxodo más grande en la historia reciente de América Latina. Para algunos, Colombia es solo un lugar de paso hacia Perú o Ecuador. Para otros, un lugar donde quedarse.
“Yo a veces tengo dificultad en correr 3 kilómetros en la cinta… Pensar que estas personas van a andar 47 días para tener una vida mejor… Es muy conmovedor que estas personas tengan tanta esperanza. Me ha dado mucho que pensar”.
Jesse Tyler Ferguson, Mitchell en Modern Family.
Hasta el estallido de la crisis humanitaria de migrantes y refugiados de Venezuela, Colombia fue durante décadas el país con más desplazamientos forzosos tanto dentro como fuera del país debido al conflicto de las FARC. Ahora, los colombianos abren los brazos a las nuevas llegadas. Las Delicias es solo un ejemplo de ello. Una comunidad de 20 familias colombianas que forman parte de la red de “Casas solidarias” que acogen a refugiados y migrantes de Venezuela, y les ayudan a establecerse en el país.
En su visita, Jesse Tyler Ferguson también quiso conocer a algunas de las familias de acogida que ayudan a los venezolanos.
Uno de ellos es José Luis Zabaleta, colombiano y líder de Las Delicias, una comunidad que nació para acoger a los desplazados del conflicto armado en el país y que ahora abre sus puertas a los venezolanos.
José tuvo que dejar su ciudad cuando tenía 8 años a causa del conflicto armado. Lejos de su familia, su vida derivó en drogas y bandas armadas. Sus amigos fueron perdiendo la vida y, después de tener que desplazarse varias veces, acabó ocupando esta tierra abandonada convertida en Las Delicias. En 2006, ACNUR ayudó a la comunidad a adquirir legalmente la tierra a través de negociaciones. Con el aumento de las llegadas de venezolanos a Colombia en 2015, muchas familias empezaron a llegar hasta allí donde los vecinos abrieron sus puertas para ofrecer un techo.
La Casa Maristas es uno de los espacios seguros para los niños venezolanos en Bogotá. Cada mes, cerca de 50 niños entre los más vulnerables encuentran allí un espacio de ocio y aprendizaje durante el día, reciben comida, ropa y cuidado médico mientras sus padres regularizan su situación en el país, buscan trabajo o un lugar donde quedarse en la capital colombiana.
En su visita a Colombia con la Agencia de la ONU para los Refugiados, Jesse Tyler Ferguron y su marido decidieron pasar algunas horas junto a los más pequeños en esta casa abierta para los niños venezolanos desde el verano de 2018. Una parada para entender parte del trabajo de ACNUR en la región y disfrutar del optimismo de los más pequeños, a pesar de que la situación en Venezuela, les ha llevado junto a 3 millones de venezolanos a cruzar hasta países vecinos.
Aunque algunos de los venezolanos que han llegado a Colombia y otros países han conseguido regularizar su situación, la mayoría no ha conseguido legalizar su estatus, lo que les lleva a ser más vulnerables ante distintas formas de explotación, abusos, violencia, tráfico y discriminación.