Los 1.100 millones de niñas que hay hoy en el mundo serán las mujeres del mañana. Un colectivo tan necesario para la prosperidad del futuro como en necesidad de protección en los países en conflicto. En los países en conflicto, su situación es aún más delicada y su necesidad de protección aún mayor. A todas ellas les rendimos un pequeño homenaje el 11 de octubre, Día Internacional de la Niña.
Las niñas se enfrentan a menudo a problemas añadidos por su condición de mujer, que apuntan a que, más allá del Día Internacional de la Niña, es necesario una protección especial para este colectivo tan vulnerable. Desgraciadamente, la lista de atrocidades que afectan a niñas no termina en esta lista que retrata algunos de sus mayores peligros.
Aunque cada vez son más las madres que se oponen a que sus hijas tengan que pasar por lo que un día sufrieron en sus propias carnes, en muchos países la ablación sigue siendo una práctica común y su única salida es huir. ACNUR ampara a las mujeres que huyen para evitar la ablación, en ellas mismas o en sus hijas, y se convierten en refugiadas.
Entre las víctimas de trata, el porcentaje de niñas se duplicó, pasando del 10 al 20%2014 y, en países como Sudán del Sur, en conflicto desde diciembre de 2013, la cantidad de violaciones a mujeres y niñas supone un peligro diario cuando simplemente se van en busca de madera para hacer la comida. Muchas de ellas, serán violadas más de una vez a lo largo de sus vidas.
El matrimonio forzoso es, además de una causa de violencia sexual y embarazos precoces, el motivo principal por el que las que niñas refugiadas abandonan los estudios antes de tiempo. Muchas, que se convierten en esposas con sólo 12 o 13 años, relegan su función a la del hogar y abandonan los estudios.
El matrimonio infantil como obstáculo para terminar los estudios es algo de lo que cada vez más niñas y adolescentes son conscientes.
Por ello, algunas como Malala Yousafzai, premio Nobel de la Paz, o refugiadas como Muzon y Omaima se dedican en tiempo y alma a evitar el abandono escolar de quienes las rodean.
Saben que la solución a muchos de los problemas de las niñas de hoy serían menos acuciantes si tuvieran en su poder esta herramienta que les ayudará a defenderse desde muy pequeñas hasta el resto de sus vidas: la educación.
Cuando hablamos de educación, la brecha que existe entre los niños refugiados y desplazados comparado con la media global es alarmante: un niño nacido en un país en guerra o conflicto tiene 5 veces menos de probabilidades de ir a la escuela. Y, una vez más, la brecha de género se hace palpable. Según un informe de educación publicado por ACNUR, el 90% de las niñas refugiadas abandonan los estudios, muchas veces a causa de matrimonios tempranos.