Los Jemeres Rojos: el genocidio camboyano Los Jemeres Rojos: el genocidio camboyano

Los Jemeres Rojos: el genocidio camboyano

11 de septiembre, 2017

Tiempo de lectura: 4 minutos

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Durante décadas, la población de Camboya ha sufrido la guerra. Tras la guerra de Indochina, las tropas de Vietnam del Sur con el apoyo de los Estados Unidos lucharon contra los soldados de Vietnam del Norte en Camboya, mientras la guerrilla comunista conocida como los Jemeres Rojos luchaba contra los soldados del gobierno.

En 1975, los Jemeres Rojos ganaron la batalla por el poder y convirtieron Camboya en el escenario de uno de los pasajes más sangrientos de nuestro siglo.

Los Jemeres Rojos o Khmer Rouge

Los popularmente conocidos como Jemeres Rojos nacieron como una guerrilla en los años 50. En 1951, se forma el Partido Comunista de Camboya, que pasaría a llamarse Kampuchea Democrática en los años 70 liderado por Pol Pot.

Pol Pot, el líder de los Jemeres Rojos

En 1975, Pol Pot asciende al poder como líder del partido llamado Kampuchea Democrática tras la guerra civil camboyana. Entre sus ideales y los de su partido, la vuelta de la sociedad a lo agrícola y la ruralización del país se mantendría entre sus constantes.

Aunque Pol Pot es considerado como el máximo responsable del genocidio camboyano, el líder del partido muere en Camboya antes de que los crímenes fueran juzgados por las Naciones Unidas.

Los jemeres rojos asesinaron a una cuarta parte de su población

Entre 1975 y 1979, el régimen de los Jemeres Rojos asesinó a más de un millón y medio de camboyanos en el llamado genocidio camboyano o “auto genocidio”, al ser gran parte de las víctimas de la misma etnia que sus responsables. Eran personas consideradas “enemigos del Estado” por el partido del poder. Los muertos sumaron una cuarta parte de la población total del país en uno de los mayores crímenes de la historia de la humanidad.

En menos de cuatro años, se estima que más de 14.000 personas pasaron por la prisión de Tuol Sleng, donde fueron interrogadas y torturadas. Casi todas ellas, murieron ejecutadas en los campos de exterminio.

Después de la guerra de Vietnam, la invasión de los Estados Unidos y Vietnam del sur a Camboya terminaría con el genocidio camboyano y un nuevo gobierno fue instaurado en el país. Aun así, los remanentes de los Jemeres Rojos, otras guerrillas y las fuerzas del gobierno de Camboya continuaron luchando, obligando a decenas de miles de personas a huir del país en busca de seguridad hacia Tailandia.

En 1979, tras la caída de los Jemeres Rojos, se abre el campo de refugiados de Khao I Dang en Tailandia, en la frontera con Vietnam. Este campo, uno de los más duraderos de la historia, acogió a cerca de 140.000 refugiados camboyanos y se mantuvo abierto hasta 1993.

En 1991, se firmó un tratado de paz que acabaría con gran parte de las luchas y guerras que habían asolado Camboya durante décadas.

En 1993, la mayor parte de los refugiados de Camboya que habían huido a Tailandia pudieron volver a casa en medio de una paz relativa. En algunas partes del país, la guerrilla de los Jemeres Rojos contra las tropas del gobierno no había terminado.

El juicio contra los Jemeres Rojos, 30 años después

Tras décadas de violencia, en 2009 se da comienzo al juicio contra los máximos dirigentes de los Jemeres Rojos acusados del genocidio camboyano.

Kaing Guek Eav, conocido por el nombre militar de Duch, fue el primero en ser juzgado por crímenes contra la humanidad por las Naciones Unidas acusado de asesinatos, esclavitud, encarcelamientos, torturas, violaciones, persecución política y otros actos inhumanos.

Durante años, Duch fue el director de la prisión de seguridad de carácter secreto S-21, un centro de interrogación, tortura y ejecución creado por los Jemeres Rojos. Duch fue el único dirigente que se declaró culpable.

Más tarde, otros cuatro hombres que poseían cargos más altos en el régimen de los Jemes Rojos fueron juzgados por las atrocidades que se llevaron a cabo en Camboya cuando estuvieron en el poder.

A día de hoy, Camboya ha recuperado la paz y la tranquilidad y el antiguo campo de refugiados de Khao I Dang ha sido reconvertido en un centro de educación. Al estudiar la historia, sus nuevos habitantes recordarán que es necesario no olvidar para que la historia no vuelva a repetirse.

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