La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) nació en diciembre de 1950, tras finalizar la Segunda Guerra Mundial. Su objetivo era ayudar a los europeos desplazados por la guerra,...
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) nació en diciembre de 1950, tras finalizar la Segunda Guerra Mundial. Su objetivo era ayudar a los europeos desplazados por la guerra, una labor por la que ganó el premio Nobel de la Paz en 1954.
Desde entonces, el trabajo de ACNUR es proteger a todas las personas que se ven obligadas a huir de sus hogares debido a la guerra o la persecución. Por ello, trabaja en distintas áreas para cubrir las necesidades de los refugiados y desplazados del mundo: refugio, educación, nutrición, género, agua y sanidad.
Un refugio es el espacio que sirve de resguardo a aquellas personas que huyen de conflictos armados, guerras o de la persecución. Estas personas necesitan un techo para refugiarse mientras están a la espera de poder regresar a sus casas. Aunque el refugio se puede entender como una solución temporal, lo cierto es que, de media, una persona refugiada pasa 17 años en un campo de refugiados.
El trabajo principal de ACNUR es dar refugio a los más de 70 millones de personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares por culpa de la violencia.
La educación es otra de las áreas de trabajo principales de ACNUR: acerca el derecho a la educación a los niños refugiados para que no pierdan oportunidades de futuro. Más de la mitad de los refugiados que hay en el mundo son niños y, de los que están en edad escolar, más de la mitad ha dejado de ir a la escuela por culpa de la guerra, la huida o la persecución.
ACNUR trabaja para dar a estos niños acceso a la educación en los campos de refugiados. Construye aulas en los campos, da formación a los profesores y ayuda a las familias a pagar las matrículas y el material escolar.
Acabar con la desnutrición infantil es uno de los retos de ACNUR, así como proveer alimento para más de 70 millones de personas que lo han perdido todo. Para ello, ACNUR se encarga de repartir raciones de comida en los campos de refugiados con el objetivo de que las personas desplazadas obtengan un mínimo de 2.100 calorías al día. Las malas condiciones de salud de los refugiados que llegan a los campos o la falta de financiación son problemas que pueden complicar esta labor.
De las personas que se ven obligadas a huir de sus hogares, el 85% son mujeres y niños. La guerra y la persecución obligan a las mujeres a huir de sus hogares y dejar atrás a sus maridos y a sus familias. Se encuentran solas, en el exilio, con la obligación de sacar adelante a sus hijos. Por ello, cuando llegan a los campos de refugiados, ACNUR les ofrece asistencia y apoyo para protegerlas de la violencia de género, sexual y de los abusos.
El trabajo de ACNUR en este sector se centra en proveer servicios de saneamiento a los refugiados, construir letrinas y llevar a cabo campañas de promoción de la higiene. Dar acceso a agua potable reduce los riesgos para la salud y, además, promueve unas condiciones de vida dignas.
ACNUR se encarga de dar a los refugiados acceso a vacunas, medicamentos, asistencia sanitaria y tratamientos. Cuando se da una situación de emergencia, ACNUR hace chequeos médicos a los refugiados, llegando a derivarles a hospitales locales en los casos que lo requieren. Dentro de los campos, se establecen clínicas que dan atención primaria a las familias o les proveen de medicamentos.
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