¿Crees posible que un país pueda acoger a los refugiados de cuatro guerras distintas en una misma región? Es el caso de Uganda, cuya situación actual está...
¿Crees posible que un país pueda acoger a los refugiados de cuatro guerras distintas en una misma región? Es el caso de Uganda, cuya situación actual está marcada por la llegada de cientos de miles de personas que han abandonado sus hogares por culpa de la guerra. ¿Qué tal si le echamos un vistazo a este asunto?
Pese a los retos sociales y económicos que aún afronta, Uganda es uno de los países más estables de África. Sin embargo, el hecho de estar en medio de cuatro naciones que a día de hoy sufren conflictos bélicos lo ha convertido en uno de los mayores receptores de refugiados del mundo, pues ya se ha superado la cifra de 1,3 millones.
Los conflictos sociales, políticos y religiosos que tienen lugar en la República Democrática del Congo, Burundi, Somalia y, sobre todo, en Sudán del Sur han provocado que cientos de miles de personas huyan hacia este país.
No obstante, lo que en principio parecía un elemento que quebraría la estabilidad social del país, con el tiempo se ha convertido en un ejemplo para el mundo. Uganda ha puesto en marcha desde hace unos años una política de acogida de refugiados según la cual tienen derecho a recibir tierras, se les permite trabajar, montar negocios, moverse libremente por el país y recibir los servicios sociales básicos. El objetivo es garantizar los derechos de estas personas y facilitar su integración en los lugares de acogida, un proceso que puede tardar meses o años y que lleva implícita una tarea de reconstrucción personal.
Los esfuerzos de Uganda han sido exaltados por muchos organismos, incluido ACNUR, cuyo Alto Comisionado, Filippo Grandi, visitó el país en junio del año pasado y se comprometió a aumentar las ayudas para la asistencia y la acogida.
Si bien los recursos aún no escasean, preocupa que la llegada de refugiados, en lugar de disminuir, siga aumentando mes a mes, algo que a medio o largo plazo podría poner en entredicho las iniciativas del Gobierno ugandés.
“La política inclusiva de Uganda con respecto a los refugiados es una muestra de que este modelo puede funcionar”, afirmó Grandi. “La generosidad de este país debería reforzarse y nutrirse para que siga floreciendo”, concluyó.
El flujo de refugiados hacia Uganda sigue aumentando, entre otras cosas debido al alto número de sursudaneses que día a día cruzan la frontera en busca de atención. En julio de 2017, la cifra de personas provenientes de Sudán del Sur sobrepasó el millón, de los cuales más del 85% eran mujeres y niños.
Las parcelas de 30 m2 de tierra se siguen entregando para que los refugiados tengan un medio de subsistencia temporal, aunque otras ayudas básicas han empezado a escasear: por ejemplo en el área de asistencia alimentaria, la educación de los niños y el alojamiento.
ACNUR y otros organismos que trabajan sobre el terreno siguen realizando su labor, pese a que en la actualidad solo el 5% de los fondos de ayudas están cubiertos. De ahí la importancia de nuevos aportes que garanticen la sostenibilidad del modelo.
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