De acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo cerca de 3 de cada 10 personas carecen de acceso al agua potable y disponible...
De acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo cerca de 3 de cada 10 personas carecen de acceso al agua potable y disponible en el hogar. Por lo tanto, todavía queda mucho por hacer para que el derecho al agua sea una realidad.
Además, según datos de la OMS, el agua contaminada puede transmitir el cólera, la disentería, la fiebre tifoidea o la poliomelitis y causar diarreas.
En el año 2002 el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales aprobó la Observación General n.o 15 sobre el derecho al agua. En su artículo 1 se establece que el derecho humano al agua es indispensable para una vida humana digna. Posteriormente, en el año 2010 la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció el derecho humano al agua y al saneamiento como un elemento esencial para hacer efectivos otros derechos humanos como el derecho a la salud.
Posteriormente, han reconocido el derecho al agua otras entidades como el Consejo de Europa, que afirma que toda persona tiene derecho a una cantidad suficiente de agua para satisfacer sus necesidades básicas.
El derecho al agua no solo implica que las personas tengamos acceso al agua potable, sino que además deben reunirse una serie de requisitos, ya que todas las personas tienen derecho a disponer de forma continuada de agua suficiente, saludable, físicamente accesible, asequible y de una calidad aceptable. Estos son los requisitos al detalle:
Por lo tanto, el derecho al agua supone libertades y prestaciones:
Las prestaciones suponen el acceso a una cantidad mínima de agua potable para mantener la vida y cuidar la salud, la participación en las decisiones relativas al agua, etc.
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