Cada 5 de junio tenemos una cita con la sostenibilidad: se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente. Dirigido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), este día se estableció por primera vez por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1972.
Este día ayuda a concienciar e implicar a la población en la conservación de nuestro planeta. El 5 de junio se celebra que más de 100 países se suman ya al cuidado de nuestro medio ambiente y es que esta celebración ha llegado a convertirse en una de las plataformas mundiales con mayor alcance a favor de las causas medioambientales. Decenas de millones de personas se han sumado a participar de manera virtual y presencial en actividades, eventos y todo tipo de iniciativas alrededor del mundo.
Desde su creación, el Día Mundial del Medio Ambiente cuenta con un anfitrión diferente y está centrado en un tema distinto, como la contaminación por plástico, la conservación de mares y océanos, la escasez de agua o la desertificación. En 2025 el anfitrión y organizador es República de Corea.
En este 2025, el Día Mundial del Medio Ambiente se presenta bajo el lema #beatplasticpollution, es decir, combatir la contaminación por plásticos. Y es que la producción mundial de plástico ha crecido de manera alarmante en las últimas décadas, alcanzando actualmente las 400 millones de toneladas al año, y se proyecta que esta cifra se duplicará para 2040. La mitad de este material está diseñado para ser usado una sola vez, lo que agrava aún más su impacto ambiental. Menos del 10% del plástico producido se recicla, mientras que aproximadamente 11 millones de toneladas terminan anualmente en ríos, lagos y océanos, contaminando gravemente los ecosistemas acuáticos. Este volumen equivale, en peso, a más de mil Torres Eiffel arrojadas al agua cada año.
La contaminación plástica también ha alcanzado niveles preocupantes a nivel microscópico. Los microplásticos, pequeñas partículas de menos de 5 milímetros de diámetro, ya están presentes en el agua, los alimentos e incluso el aire que respiramos. Se estima que una persona promedio podría ingerir más de 50.000 partículas plásticas al año, sin contar las que se inhalan. Los plásticos de un solo uso se desechan o queman lo que resulta muy perjudicial para la salud y la biodiversidad, además de contaminante para todo tipo de ecosistemas.
Frente a esta crisis ambiental y sanitaria, urge repensar nuestra relación con el plástico. Con base en soluciones científicas y tecnológicas ya disponibles, es necesario que gobiernos, empresas y ciudadanos adopten medidas concretas y coordinadas para reducir, reutilizar, reciclar y, sobre todo, rechazar el uso innecesario de plásticos, en pos de un futuro más saludable y sostenible.
1. Cada año llegan a nuestros sistemas acuáticos unos 11 millones de toneladas de residuos plásticos.
2. Más de 800 especies marinas y costeras se ven afectadas por la contaminación de los plásticos por ingestión, enredo y otros peligros.
3. Los microplásticos en los mares ahora superan el número de estrellas en nuestra galaxia.
4. El coste social y ambiental anual de la contaminación plástica oscila entre 300.000 y 600.000 millones de dólares.
5. Según la Organización Mundial de la Salud, el 99 % de la población mundial respira aire que supera los límites recomendados por la organización.
6. En 2022, 32,6 millones de desplazamientos forzosos fueron causados por catástrofes relacionadas con el cambio climático.
7. Sin embargo, se requieren 1.000 años para generar 3 centímetros de tierra vegetal.
8. Los árboles en zonas urbanas pueden enfriar el aire hasta 5 ºC, lo que reduce en un 25% la necesidad de usar aire acondicionado.
9. Los lagos, ríos y humedales contienen entre el 20% y 30% del carbono mundial, a pesar de ocupar solo entre el 5% y 8% de su superficie terrestre
10. Si no se toman medidas, las sequías podrían afectar a más de tres cuartas partes de la población mundial en 2050.
1. Uso excesivo y desecho inadecuado: gran parte del plástico que usamos, especialmente los de un solo uso (bolsas, envases, botellas y envoltorios), no se gestiona adecuadamente tras su uso. En muchos casos, estos residuos terminan en vertederos a cielo abierto o directamente en el entorno natural.
2. Transporte a través de ríos y drenajes urbanos: la lluvia, el viento y los sistemas de alcantarillado arrastran estos plásticos hacia ríos, arroyos y canales urbanos. De ahí desembocan en mares y océanos. Se estima que los ríos son una de las principales vías de entrada de plásticos al océano.
3. Actividades marítimas: barcos pesqueros, embarcaciones comerciales y turismo costero también contribuyen. Redes de pesca abandonadas, restos de embarcaciones, y basura arrojada directamente al mar son fuentes directas de contaminación marina.
4. Fragmentación y persistencia: una vez en el océano, los plásticos no se descomponen como los materiales orgánicos. En lugar de eso, se fragmentan en trozos cada vez más pequeños por efecto del sol, las olas y el viento, formando microplásticos que pueden permanecer en el medio marino durante siglos.
5. Impacto en la fauna y ecosistemas marinos: los animales marinos confunden los plásticos con alimento o se enredan en ellos, lo que puede causar lesiones, asfixia o muerte. Además, los microplásticos se incorporan a la cadena alimentaria, afectando desde el plancton hasta los grandes depredadores, incluidos los humanos.
En muchas ocasiones la contaminación atmosférica no se puede ver, pero lo cierto es que convivimos con ella a diario. Según la Organización Mundial de la Salud, casi toda la población mundial (el 99%) respira aire que supera los límites recomendados por la Organización y contiene altos niveles de contaminantes. Pero ¿de dónde provienen las sustancias dañinas para la atmósfera? El Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente cita cinco fuentes principales:
Ayuda a los refugiados