La conciencia ecológica no solo depende de prácticas como el reciclaje de materiales, la clasificación de las basuras o el ahorro de energía y agua. Tambié...
La conciencia ecológica no solo depende de prácticas como el reciclaje de materiales, la clasificación de las basuras o el ahorro de energía y agua. También podemos fomentarla a través de los alimentos que consumimos a diario.
La cadena que va desde la elaboración o el cultivo de los productos hasta nuestra mesa es más larga de lo que creemos. Cada etapa constituye una inversión de recursos y nuestra interacción constante con el medioambiente que nos rodea. En función de la relación que entablemos con este, seremos más o menos responsables.
O dicho de otra manera: podemos elegir si queremos consumir alimentos que hayan sido producidos de forma responsable. Si pagamos por ellos, será una forma de contribuir al cuidado y la preservación del medioambiente.
¿Cuál es la relación entre conciencia ecológica y alimentación?
Estos valores se aprenden mejor en la infancia. Durante las primeras etapas de la vida, los niños van desarrollando su personalidad, su identidad personal y su carácter gracias a la interacción con los demás y con el medio que le rodea.
Una buena forma de generar una conciencia ecológica en ellos es justamente a través de la alimentación, pues es algo con lo que interactúan a diario y que facilita la adopción de hábitos saludables para el resto de sus vidas.
Desde pequeños se les puede concienciar, por ejemplo, de la importancia de adquirir los productos de temporada en mercados locales y en redes de comercio justo, pues de esta forma se fortalecen los productores cercanos y se apoya a las empresas e industrias que promueven prácticas sostenibles y respetan los derechos de los trabajadores.
También es vital poner énfasis en la necesidad de llevar una alimentación equilibrada, que nos aporte los nutrientes necesarios y que beneficie nuestra salud física. Si somos buenos con nosotros, también lo seremos con nuestro entorno.
Aprovecha además estos espacios para explicar a los pequeños algunos de los problemas más graves, como la sobreexplotación de los recursos, la sequía o los desplazamientos forzosos provocados por la falta de alimentos.
Existen muchas recetas que contribuyen al cuidado del medioambiente y al fomento de valores sociales. Ahora bien, ten en cuenta que si se trata de enseñárselas a los niños, deben ser sencillas y que les generen interés. Te proponemos algunas:
Ingredientes:
- 250 gramos de pasta ecológica
- 150 gramos de queso quark
- 200 gramos de espinacas frescas
- 100 gramos de tomates
- Albahaca
Preparación:
Se pone a cocer la pasta entre 5 y 8 minutos. Luego se deja el tomate en agua hirviendo y se corta, al igual que las espinacas. Al final se mezcla la pasta escurrida, el tomate, el queso quark, las espinacas y las almendras. Para aportarle más sabor, se le puede poner almendras o cualquier tipo de semilla o fruto seco.
Ingredientes:
- 2 huevos ecológicos
- 1 manojo de ajetes frescos
- Sal y aceite
Preparación:
En una sartén añadimos un chorro de aceite de oliva y ponemos los ajetes lavados y cortados en trozos pequeños. En un bol batimos los huevos y agregamos los ajetes fritos. Luego volcamos la mezcla en la sartén y, una vez hecha por un lado, le damos la vuelta para que se haga por el otro.
Ingredientes:
- 1 manzana fresca
- 1 plátano
- 2 zanahorias
- Semillas
- Leche de avena
- Miel ecológica
- Zumo de naranja
Preparación:
Prepara la licuadora o la batidora. Agrega primero las frutas y ve probando hasta que la mezcla tenga el espesor deseado. Progresivamente, agrega la leche de avena, la miel, el zumo de naranja y un poco de agua. Cuando lo hayas servido en un vaso, puedes ponerle unas cuantas semillas por encima para darle un toque aún más ecológico.
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