La oferta actual de cine dedica un espacio cada vez más amplio a visibilizar conflictos bélicos y sus principales consecuencias, principalmente aquellas que genera entre la población...
La oferta actual de cine dedica un espacio cada vez más amplio a visibilizar conflictos bélicos y sus principales consecuencias, principalmente aquellas que genera entre la población civil que no toma parte activa en ellos.
En algunas ocasiones se trata de revisar guerras del pasado o conflictos que incidieron de forma abrupta en la vida de miles de personas en el mundo, como por ejemplo las dos guerras mundiales del siglo XX, las del colonialismo del XIX o incluso otras que tuvieron lugar en distintos momentos de la historia.
Otras veces, por el contrario, los realizadores y productores buscan retratar los escenarios actuales existentes en torno a la inmigración, las crisis de refugiados o las situaciones de emergencia humanitaria en varios puntos del mundo.
Pese a que estos temas forman parte de la agenda informativa de nuestro día a día, lo cierto es que muchas veces ni siquiera nos preocupamos por darles la importancia que se merecen. Ese es, entre otros, el objetivo de este tipo de películas: concienciar sobre la necesidad de construir una mirada más humana hacia estas situaciones.
En posts anteriores hemos hablado de películas o documentales dedicados en exclusiva a tratar el tema de los refugiados y los desplazados internos originados por las guerras. En este caso, la idea es ampliar un poco más el foco y señalar algunas que ayuden a comprender conflictos bélicos y situaciones de emergencia humanitaria. Veamos:
Dirigida por Costa-Gravas, la película narra la historia de Elías, un joven inmigrante que busca llegar a Europa en busca de una vida mejor. La ruta elegida para ello es el mar Egeo, el mismo lugar en el que estuvo perdido durante 20 años Ulises, el personaje de La Odisea que buscaba afanosamente volver a Ítaca. Elías debe superar numerosos obstáculos antes de llegar, por fin, a París. Sin embargo, quizá la gran capital no sea el fin de su aventura, sino más bien el comienzo.
Dos hermanas, Ewa y Magda, abandonan su Polonia natal, que aún no se repone de los estragos de la I Guerra Mundial, y cruzan el Atlántico para empezar una nueva vida en Nueva York. Sin embargo, nada más llegar allí Magda cae enferma y Ewa se ve en la obligación de protegerla y sobrevivir como sea, aunque eso suponga caer en una red de prostitución liderada por Bruno, un criminal sin escrúpulos.
A finales de los 40, en la Italia de la posguerra, Salvatore decide abandonar su aldea y a su familia en la región de Calabria y pone rumbo a Bélgica, donde dicen que tiene opciones de vincularse a la minería del carbón. Algunos meses después, su familia lo seguirá hasta allí, aunque desde el inicio el camino estará plagado de dificultades: la adaptación al nuevo medio, el idioma o el rechazo de los lugareños, entre otras.
Saul Auslander es una de las innumerables víctimas judías de la persecución nazi durante la II Guerra Mundial. Recluido en un campo de concentración, su labor consiste en quemar los restos de los habitantes de su pueblo en los hornos crematorios de la zona. Saul tiene una deuda consigo mismo: ocuparse del hijo al que nunca prestó atención en vida y que desapareció en el fragor de aquellos años. En busca de la redención, un día decide salvar de las llamas el cuerpo de un joven que podría ser su hijo y llama a un rabino para oficiar la ceremonia.
Ser mujer y hacer ciclismo en su Afganistán natal era actividad de riesgo: muchos sectores conservadores prohibían que las mujeres montaran en bicicleta. Pero a Masomah no le...
Hoy queremos hablarte de libros juveniles, pero no de cualquier tipo de libros. ¿Qué te parece si aprovechamos el gran recurso que supone contar historias para entender la situación...