Refugios: cuando las paredes salvan vidas Refugios: cuando las paredes salvan vidas
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Refugios: cuando las paredes salvan vidas

26 de enero, 2024

Tiempo de lectura: 4 minutos

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Un hogar debería ser un sitio en el que nos sintamos seguros y protegidos. Cuatro paredes entre las que resguardarte, en las que haces tu vida con las personas a las que quieres. Esto debería ser así para cualquier persona del mundo, pero, desgraciadamente, no lo es. Se estima que hay unos 114 millones de personas desplazadas que se han visto forzadas a dejar sus hogares por no sentirse a salvo en ellos, porque su vida o las de sus familiares corre peligro. Por conflictos, por sequías prolongadas, por hambre, por persecución… las razones pueden ser muchas, pero el resultado es el mismo: esas personas necesitan sentirse a salvo.

Unidad de Vivienda para refugiados

ACNUR trabaja incansablemente para ayudar a proteger a las personas desplazadas y refugiadas. Una de las soluciones en las que trabaja es en los refugios. Hay de varios tipos, pero hay uno en concreto que supuso una solución de alojamiento muy innovadora cuando se diseñó y son los RHU, la Unidad de Vivienda para Refugiados.

refugio RHU

Este refugio se diseñó gracias a un proyecto de investigación y desarrollo y se compone de elementos básicos como un armazón ligero de acero, techo y paredes, puertas y ventanas, suelo revestido, sistema de energía solar (lámpara y cargador de teléfono) y un innovador sistema de anclaje.

Espacios como este son lugares de transición, pero que aportan estabilidad a las familias que llevan tiempo en un campo de refugiados. La posibilidad de poder cerrar con llave les proporciona intimidad y protección.

No existe ningún refugio de estas características en el mercado y hacer posible la producción a gran escala de las RHU supone darle un hogar de transición a miles de familias. El coste de elaboración de cada una de las unidades es de 1.150 dólares, excluyendo transporte y almacenamiento.

refugioFoto: © ACNUR/Ying Hu.

Los RHU, hogar para los refugiados sudaneses

Este tipo de artículos son esenciales en conflictos como el actual de Sudán. Desde diciembre, las Unidades de Vivienda para Refugiados se están implementando para personas refugiadas sudanesas que tienen necesidades y vulnerabilidades específicas, incluidas familias monoparentales, ancianos, personas con discapacidad física o mental y personas con enfermedades o lesiones, en el nuevo campamento de refugiados de Alacha en el este de Chad.

refugiada sudanesa en chadBounaina posa junto a su hijo. Foto: © ACNUR/Ying Hu.

Bounaina tiene 26 años y es madre de dos hijos. Vivía en Geneina, una ciudad al oeste de Sudán, donde tenía una tienda de productos lácteos hasta que el conflicto se extendió hasta sus puertas. Tras huir a Chad en agosto de 2023 con sus hijos, estuvo viviendo en un refugio improvisado en la frontera durante cuatro meses. En diciembre, fueron reubicados en el emplazamiento de Alacha y se les asignó una Unidad de Vivienda para Refugiados. Con la esperanza de que su marido se reúna con ella en Alacha algún día, Bounaina ha empezado a transformar su refugio en algo parecido a un hogar, añadiendo vallas y organizando los espacios para cocinar.

refugiadO sudanes en chadMouktar Mahamat en su refugio. Foto: © ACNUR/Ying Hu

Mouktar Mahamat, de 32 años, antiguo trabajador de la construcción en Sudán, huyó de la violencia con su familia a Adre (Chad) en agosto de 2023. En Adre, se hacinaban en un único refugio improvisado con heno, madera y tela, en el que cabían más de 15 personas, incluidos sus abuelos ancianos y sus hijos pequeños. Para él y su familia este tipo de refugios no solo les ofrecen más privacidad y seguridad, sino que también fomentan el sentido de comunidad, ya que su patio vallado se ha convertido en un lugar de reunión para sus familiares y amigos.

Historias como la de Bounaina y Mouktar, nos ayudan a poner cara a las personas refugiadas y ser conscientes de que no son solo números. Son mujeres, hombres, niños, niñas, jóvenes y personas mayores que se ven forzados a huir. Personas que tenían una vida y no tienen otro remedio que dejarla atrás y empezar de cero. ACNUR hace posible que puedan estar a salvo en estos refugios, espacios en los que tener seguridad e intimidad con sus familias. Por eso, es necesario seguir financiando proyectos como este para que más personas puedan beneficiarse de ellos y tener un hogar lejos de conflictos.

En los peores momentos, tu ayuda es vital

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