Las niñas y niños son los que más están sufriendo las consecuencias de las pasadas inundaciones del mes de mayo en Afganistán. Este desastre dejó cientos de personas fallecidas y miles sin hogar, obligando a las familias a desplazarse. Se destruyeron viviendas, puentes, carreteras, negocios, instalaciones sanitarias y escuelas. Una de ellas fue la de Gul Dar-e-Shaikha.
Las madres y padres de estos menores cuentan que, desde las inundaciones, sus hijos e hijas no pueden dormir apenas, tienen pesadillas, llorar, gritan o se orinan en la cama. “Mi hijo está muy traumatizado; mi hija tiene fiebre y diarrea. Mi hijo grita y quiera estar conmigo todo el tiempo. Me toma de la mano constantemente”, cuenta Abdul Basir un trabajador en el pueblo de Jar-e-Saifor.
Muchos afganos han perdido todo tras las inundaciones, como Gulbuddin Amiri, que tiene seis hijos y ha perdido el puesto de carbón que tenía en el mercado. Su casa quedó en ruinas cubierta de lodo y su hijo de cuatro años acaba de estar en el hospital por gripe.
“No me queda nada. No tenemos suficiente comida; tampoco tenemos dónde alojarnos. Necesitamos de todo. Tenemos hambre y necesitamos ayuda para que nuestras vidas vuelvan a la normalidad”.
Gulbuddin Amiri, padre de seis hijos.
Las inundaciones dejaron sin escuela a los niños y niñas del pueblo de Dar-e-Shaikha. Antes tenían simplemente unas tiendas, ahora ni eso. No tienen ni un techo en el que resguardarse para poder estudiar y seguir aprendiendo y protegerse de las inclemencias del tiempo.
Foto: © ACNUR/Caroline Gluck.
Abdul Wahid Samadi es el profesor que tiene previsto seguir dando clase para que los menores no pierdan su rutina, ya que sus familias lo han perdido todo.
Las ganas de enseñar de este profesor y la esperanza de un futuro mejor es lo único que les queda a estos niños y niñas. Necesitan ayuda para seguir estudiando a pesar de haberlo perdido todo.
“Podemos usar este espacio un par de días; queremos que continúen estudiando, pero algunos están muy enfermos. Hay quienes tienen diarrea o dolor de garganta. Necesitamos que las agencias nos ayuden a encontrar un lugar donde estudiar”.
Abdul Wahid Samadi profesor en la escuela.