Desde que el 15 de abril estallaran los combates entre el ejército sudanés y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) más de 5 millones personas se han visto obligadas a huir del país, de los cuales casi el 90% son mujeres y niños. Los países de asilo necesitan un apoyo adicional para poder brindar protección y asistencia. Las necesidades más urgentes son: agua, alimentos, alojamiento, asistencia sanitaria, artículos de socorro, respuesta y prevención de la violencia de género, y servicios de protección de la infancia.
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El 15 de abril estallaron los conflictos entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) en Jartum, la capital de Sudán. Las SAF son unidades del ejército leales al general Abdel Fattah al-Burhan, jefe del Consejo soberano de Sudán, que gobierna el país durante la transición, y las Fuerzas de Apoyo Rápido, están dirigidas por el general Mohamed Hamdan Dagalo, jefe adjunto del Consejo.
Este conflicto está provocando cientos de fallecidos y miles de heridos desde el inicio de los enfrentamientos que todavía no han cesado completamente. ACNUR insta a una resolución pacífica y a que los países vecinos mantengan las fronteras abiertas para todas aquellas personas que puedan necesitar protección internacional.
Se estima que hay más de 5 millones personas que ya han huido de Sudán, entre refugiadas sudanesas y sursudanesas que regresan prematuramente a sus hogares y otras que fueron refugiadas en Sudán. La mayoría de los recién llegados son mujeres y niños. Las necesidades más urgentes son agua, alimentos, refugio, asistencia sanitaria, artículos de socorro, prevención de la violencia de género y apoyo psicosocial.
Sudán alberga una de las mayores poblaciones de refugiados de África, un 61% vive en asentamientos, comunidades de acogida y zonas urbanas, mientras que un 39% permanecen en campos del este de Sudán, en el estado del Nilo Blanco y Darfur. Por violencia en el pasado, miles de personas huyeron a Chad y Sudán del Sur, aunque también los conflictos desplazaron internamente a sudaneses, sobre todo en las regiones de Darfur y Kordofán. Estas nuevas llegadas a los países vecinos suponen una carga adicional sobre los recursos ya desbordados de estos.
5 millones
personas obligadas a huir de Sudán a países vecinos.
4,2 millones
desplazados internos.
1.1 millones
refugiados sudaneses han huido a países vecinos.
Aunque las partes beligerantes de Sudán se han reunido para mantener conversaciones directas en Arabia Saudí y los mediadores han presionado para que se ponga fin al conflicto, la situación sigue siendo crítica como consecuencia de los numerosos ataques contra civiles, viviendas e infraestructuras clave. Las organizaciones humanitarias están trabajando para reanudar y ampliar las operaciones en Sudán con el fin de satisfacer las necesidades urgentes de las poblaciones afectadas.
ACNUR trabaja con los gobiernos de acogida y sus socios para revisar los planes de contingencia, llevar a cabo actividades de preparación y puesta en marcha de vigilancia de las fronteras y distribución de suministros esenciales, incluidos kits de artículos no alimentarios.
Aunque ACNUR tiene grandes operaciones en muchos países vecinos a Sudán, se han desplegado equipos de emergencia adicionales y se ha activado la cadena de suministro mundial principalmente en Chad, Sudán del Sur, Egipto, Etiopía y la República Centroafricana. El objetivo es apoyar a los países de acogida para garantizar la protección internacional de quienes lo necesiten, proporcionar asistencia humanitaria, identificar a los más vulnerables y proporcionarles servicios especializados.
Los enfrentamientos continuos, los saqueos, el aumento de los costos y la falta de transporte dificultan que las personas abandonen las zonas peligrosas. Además, el acceso a la atención médica también se ha visto gravemente afectada.
La mayoría de los países que reciben a los que huyen de Sudán, y el propio Sudán, son operaciones que ya contaban con financiación insuficiente y albergaban a un gran número de personas desplazadas por la fuerza. La mayoría ha recibido hasta ahora menos del 15 por ciento de las necesidades de financiación de 2023.