A la 1:00 de la madrugada del 7 de enero comenzó un devastador incendio que ha arrasado el Campo 5, uno de los 33 campos que tiene Cox's Bazar, el mayor campamento de refugiados del mundo.
Este es el primer gran incendio de 2024 que ha afectado a más de 5.000 personas que han tenido que ser trasladadas a otros campos. Preocupan, especialmente, los cerca de 3.500 niños y niñas que se han visto afectados por el fuego.
Hay 842 refugios afectados además de 33 centros comunitarios, incluyendo centros de salud, escuelas y mezquitas. Por otro lado, 213 estructuras de higiene (letrinas, baños y estaciones de aseo) han sido destruidas. Esta situación preocupa a ACNUR, porque el no contar con espacios especializados de higiene desprotege especialmente a las mujeres.
Afortunadamente, hasta el momento, no se ha informado de víctimas como consecuencia del incendio. De momento, la causa del incendio sigue siendo desconocida, y las autoridades gubernamentales han asegurado que están investigándolo.
Foto: MD Jamal Photography.
Los primeros en responder a las llamas han sido los voluntarios refugiados junto con voluntarios de la comunidad formados en la extinción de incendios, y el apoyo de las autoridades de Bangladesh, ACNUR, la Organización Internacional Para las Migraciones (OIM) y los bomberos locales de la comunidad de acogida en la capital de Bangladesh.
ACNUR y la OIM movilizaron un total de 44 camiones de bomberos; 348 trabajadores y voluntarios de ACNUR y de la OIM, junto con otros 311 voluntarios de otros campos colindantes. Se desplegaron rápido desde otros campamentos y los pasillos cortafuegos, hicieron posible que las llamas no se propagaran más en el campamento.
Los refugiados desplazados por el incendio se refugian temporalmente en los centros comunitarios del campamento, incluso en refugios comunales provisionales, y reciben ayuda alimentaria de emergencia. Las autoridades de Bangladesh y agencias humanitarias están en el lugar para ayudar a las personas afectadas por el incendio con apoyo de emergencia, médico y psicológico.
Tras el incendio, las autoridades bangladeshíes y el ACNUR, en coordinación con la OIM y otros socios de la ONU y ONG, así como voluntarios refugiados rohingya, están evaluando las necesidad de las personas que han perdido sus hogares.
Además, para prevenir futuras situaciones, un equipo de 54 trabajadores comunitarios se han encargado de dar formaciones sobre seguridad contra incendios a 1.236 personas.