Septiembre es el mes de la vuelta al cole. Libros, cuadernos, lápices... todos los niños y niñas se preparan para las clases. Pero hay cientos de miles de niños en el mundo que no van a tener una vuelta al cole. Las aulas son un entorno seguro y estable. La educación es un derecho fundamental de toda la infancia y juventud, independientemente de su lugar de origen. La educación se convierte en emergencia cuando no es accesible para todo el mundo. La población infantil refugiada es un 48% del total y casi la mitad de ellos no asiste a la escuela. Los niños y niñas desplazados y refugiados necesitan tu apoyo.
Ayúdanos para que ellos también tengan su vuelta al cole.
65 %
de los niños y niñas refugiados cursan educación primaria.
41 %
de los adolescentes refugiados reciben educación secundaria.
6 %
de la juventud refugiada tiene acceso a educación superior.
“Siento que es una nueva puerta que se abre, siento que se está escribiendo un capítulo totalmente nuevo no sólo en mi vida sino en la de muchas mujeres africanas”.
Sarah, estudiante refugiada
Las aulas son espacios seguros y estables para la infancia y la juventud refugiada y desplazada. Por eso, ACNUR hace un gran esfuerzo para garantizar que todos tengan acceso a una educación de calidad.
La educación es un derecho humano fundamental que está recogido en la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 y en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951.
ACNUR en el Informe de educación de 2023, sacó varias conclusiones interesantes que pueden dar una idea global de lo que está pasando en los países que participaron:
Estas cifras dejan muy claro que hay importantes barreras estructurales que impiden que un niño o niña refugiado pueda recibir educación más allá de la escuela primaria. Y por supuesto, mucho más complicado es que lleguen a cursar estudios universitarios, aunque este porcentaje sí haya aumentado un poco en los últimos años.
La educación es una de las posibles soluciones a la crisis de los refugiados. Tal y como dice la Declaración de Nueva York para los Refugiados y Migrantes que señala que es un elemento central en la respuesta internacional a esta crisis. En el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (Educación de calidad) dice: "garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos".
ACNUR trabaja para 20,7 millones de personas refugiadas en el mundo y 7,9 son niños y niñas en edad escolar que, desgraciadamente, tienen un acceso limitado a la educación, y casi la mitad no puede asistir a la escuela.
En todos los niveles, la matriculación escolar de personas refugiadas es menor en comparación con la de las personas no refugiadas. Además, a medida que crecen el panorama empeora, y quienes cursan educación secundaria corren el mayor riesgo de quedar atrás. Es una de las conclusiones del informe sobre Educación de ACNUR. En el caso de que no haya un aumento importante de personas que accedan a la enseñanza secundaria, será difícil alcanzar el objetivo 15/30 fijado por ACNUR y sus socios: lograr que el 15 % de las personas refugiadas estén matriculadas en educación superior para 2030.
La educación de los niños refugiados es uno de los pilares del trabajo de ACNUR. Dentro de los campos de refugiados montan escuelas, forman a profesores, facilitan formación profesional a los adolescentes y ponen en marcha espacios especiales de juego para los más pequeños.
Desde ACNUR y en colaboración con gobiernos y organizaciones internacionales se trabaja para garantizar modelos educativos protectores y de calidad, tanto para la niñez como para la juventud refugiada en todo el mundo. Por tanto, se trabaja para que niños, niñas, adolescentes y jóvenes refugiados puedan aprender en un lugar seguro y estable y que les permitan reconstruir sus vidas.
Nada de esto sería posible sin tu ayuda, por eso necesitamos tu colaboración para que juntos podamos dar un futuro a millones de niños refugiados y hacer realidad sus sueños. ¡Muchas gracias por tu apoyo!
“Las personas refugiadas seguirán quedando rezagadas en tanto no se impulse su acceso a la educación, pues será aún más difícil alcanzar otras metas en materia laboral, de igualdad, de salud y de erradicación de la pobreza, entre otras”.
Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.