Solo el 34 % de la niñez desplazada a la fuerza cursa educación secundaria. En algunos países, este porcentaje es de un solo dígito. Muchos adolescentes refugiados se ven obligados a trabajar para contribuir a la economía familiar, especialmente maltrecha a raíz de la pandemia.
El 68 %
cursa la educación primaria.
34 %
de los adolescentes refugiados reciben educación secundaria.
5 %
tiene acceso a educación superior.
En todos los niveles, la matriculación escolar de personas refugiadas es menor en comparación con la de las personas no refugiadas. Además, a medida que crecen el panorama empeora, y quienes cursan educación secundaria corren el mayor riesgo de quedar atrás. Es una de las conclusiones del informe sobre Educación de ACNUR para el año 2021: “Manteniendo el rumbo: los desafíos que enfrenta la educación de las personas refugiadas”. En el caso de que no haya un aumento importante de personas que accedan a la enseñanza secundaria, será difícil alcanzar el objetivo 15/30 fijado por ACNUR y sus socios: lograr que el 15 % de las personas refugiadas estén matriculadas en educación superior para 2030.
La educación de los niños refugiados es uno de los pilares del trabajo de ACNUR. Dentro de los campos de refugiados montamos escuelas, formamos a profesores, facilitamos formación profesional a los adolescentes y ponemos en marcha espacios especiales de juego para los más pequeños.
Nada de esto sería posible sin tu ayuda, por eso necesitamos tu colaboración para que juntos podamos dar un futuro a millones de niños refugiados y hacer realidad sus sueños. ¡Muchas gracias por tu apoyo!
“La educación es un medio para ayudar a que las niñas y niños sanen, pero también es fundamental para la reconstrucción de sus países”.
Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.