Las guerras y los desplazamientos son las principales causas de la desnutrición infantil y el hambre en el mundo. Actualmente, 100 millones de personas se han visto forzadas a huir de la violencia y lo han perdido todo. El acceso al alimento es una de las primeras necesidades que ACNUR se encarga de cubrir cuando los refugiados y desplazados llegan a un campo o asentamiento. De media, se reparten en un campo de refugiados raciones de comida suficiente para aportar a cada persona un mínimo de 2.100 calorías al día. Pero conseguir esto se convierte muchas veces en un reto por la falta de financiación o por las malas condiciones de salud en las que llegan los refugiados a los campos.
21
campos y asentamientos han experimentado un descenso de los niveles de anemia entre refugiados.
176.283
personas asistidas mediante programas especiales contra la malnutrición aguda.
48
campos y asentamientos han conseguido que el nivel de malnutrición aguda estuviese por debajo del 10%.
La gente está llegando a los campos hambrientos, sedientos y agotados, y muchas personas llegan enfermas.
Kannavee Suebsang, oficina de terreno de ACNUR en Rumbek, Sudán del Sur.