El cambio climático afecta a millones de personas en el mundo, especialmente a las refugiadas y desplazadas. La población sufre inseguridad alimentaria, desnutrición, escasez de agua, brotes de enfermedades y pobreza. Países como Etiopía, Somalia, Kenia o Sudán del Sur pasan por largos períodos de sequía extrema y en los últimos meses, inundaciones. Estos son los protagonistas de esta situación y la respuesta de ACNUR. Ayúdanos a seguir apoyándoles.
Etiopía es uno de los más afectados por la crisis climática y, además, es un país que acoge a más de 1 millón de personas refugiadas y solicitantes de asilo, principalmente de Sudán del Sur, Somalia y Eritrea. La mayoría vive en 24 campamentos de refugiados establecidos en cinco estados regionales. El 53% de las personas refugiadas son mujeres y niñas, mientras que el 56,5% son menores. Etiopía también cuenta con casi 4,4 millones de personas desplazadas internas y más de 2,6 millones de personas retornadas.
Las inundaciones de los últimos meses han provocado:
En Etiopía, ACNUR proporciona soluciones de energía limpia, instalaciones solares para cocinar e iluminar, reduciendo la dependencia del gasóleo.
Además, han plantado más de 2,57 millones de árboles en zonas de acogida de refugiados para restaurar las tierras degradadas.
A pesar de haber evitado la hambruna gracias a la ayuda humanitaria, las inundaciones y la sequía han devastado las cosechas y los medios de subsistencia en el país. Se espera que haya más inundaciones y que la situación empeore. Las personas desplazadas siguen luchando para satisfacer sus necesidades básicas.
La respuesta de ACNUR
Después de meses de sequía, las inundaciones provocadas por el fenómeno “El Niño” desde octubre de 2023 afectaron a diversas zonas del país. Estas zonas también experimentan una asistencia limitada debido a las restricciones de financiación, por lo que la población refugiada se enfrenta a dificultades adicionales para acceder a la ayuda que necesitan.
La respuesta de ACNUR
Sudán del Sur es otro de los países más vulnerables al cambio climático que afecta a una población que ya es muy vulnerable de por sí y que, además, recibe muchas personas refugiadas de su vecino Sudán que está sufriendo un conflicto desde abril del 2023.
Las inundaciones de los últimos meses han provocado que pozos y letrinas hayan quedado sumergidos lo que supone un riesgo de brotes de enfermedades. Las lluvias han provocado que hogares, ganado y tierras de cultivo hayan sido arrasados, provocando hambre y desplazamientos de población. La entrega de ayuda humanitaria se hace complicada ya que las inundaciones afectan a las carreteras.
La respuesta de ACNUR
Ibrahim Hussein: "Me llamo Ibrahim Hussein y vivo en el campo de Melkadida, en Etiopía, desde hace unos 12 años, tras huir de mi hogar, la ciudad de Diinsoor, en la bahía suroccidental de Somalia. Solía ser agricultor, pero no hay nutrientes en el suelo debido a la grave sequía. Sin lluvia no hay cosecha. Tenemos la tierra y las semillas para plantar, pero estamos esperando la lluvia de Dios".
Abdirahman Ibrahim Kulow: "Me llamo Abdirahman Ibrahim Kulow y vivo en el campo de Melkadida, en Etiopía. Solía pastorear ganado. Antes tenía 300 animales, pero ahora sólo tengo 15. Ahora cultivo. Tenemos suficiente tierra para compartir con los refugiados para cultivar. Trabajaremos duro para seguir plantando y cuidar de los pocos animales que sobrevivieron para salvar nuestras vidas. Dependemos de esta granja para alimentar a nuestras familias".
Sudi Salad Dirie: "Tengo 27 años y he sido desplazado interno por la sequía y el conflicto relacionado con los clanes en Galkayo, Somalia. Esta sequía es diferente de las anteriores, ya que en esta perdí todo mi ganado y afecta a todas las zonas. Por lo tanto, no hay ningún lugar al que se pueda ir para conseguir pastos. Llegamos a Galkayo, para buscar respuesta humanitaria. Después de caminar 48 horas, conseguimos transporte y tardamos otro día en llegar en vehículo. Pasamos hambre mientras caminábamos y estábamos cansados. Fue una experiencia muy difícil, sin agua para beber ni comida. Los niños tenían mucha hambre y estaban cansados, ellos no pueden caminar largas distancias".
Halima Hussein Ali: "Tengo 28 años y tres hijos. He tenido muchos problemas en Somalia, como la sequía, situaciones difíciles como la hipertensión de mi marido que se extendió a las extremidades y tras quedar postrado en cama falleció a los 10 meses. Tras su muerte, no podía dejar solos a mis hijos para buscar trabajo. Decidí buscar ayuda humanitaria, como alimentos, refugio y mejores condiciones de vida. Nuestros familiares nos pagaron el transporte hasta el campo de refugiados. La gente en Somalia vive en condiciones muy miserables. Les roban lo poco que han ganado trabajando duro. La gente bebe té negro, para que los niños puedan tomar un poco de leche con el té por la tarde. Es posible perder a tus hijos debido al hambre".
Khadija Ahmed Osman: "Tengo 36 años y ocho hijos. Vengo de un pequeño pueblo en Bulale, Somalia. Me marché porque había muchos problemas allí. En Somalia hay zonas, como donde vivimos, controladas por el grupo yihadista Al Shabab. Si no tienes forma de pago cuando Al Shabab te cobra impuestos, se llevan a los niños. Además hay una sequía extrema en el país. Éramos agricultores. Con la sequía y el miedo a que reclutaran a mis hijos, vendí los pocos animales que me quedaban y decidimos marcharnos. No sabíamos cómo proteger a mis hijos y por eso decidí venir a los campos de refugiados. Muchas otras personas vinieron al mismo tiempo. Cada vez viene más gente. La gente que encontramos aquí nos ha acogido con los brazos abiertos".