Tina huyó de Bangui, capital de la República Centroafricana, en octubre de 2013, cuando cursaba el tercer año de Medicina. Perdió a su padre y a dos de sus hermanos debido a la guerra.
"Cuando tuve que huir, pensé que no podría terminar mis estudios".
Tina.
Acabó viviendo en el campo de refugiados de Dosseye, en el sur de Chad. "Pensé que mis estudios habían terminado", dice. Sin embargo, no se quedó de brazos cruzados. Rápidamente presentó una solicitud para ser profesor de secundaria en un pueblo cercano, a cinco kilómetros del campamento, donde los jóvenes refugiados iban a estudiar.
"Cuando llegué me di cuenta de que faltaban profesores de ciencias, así que presenté mi solicitud y fue aceptada. Estuve dando clases a más de 800 alumnos, tanto refugiados como locales".
En 2013 y 2014, Tina también trabajó como intérprete voluntario para ACNUR en el campo.
En 2014, solicitó una beca DAFI. Fue una de las más de 300 solicitudes que se tramitaron en el campo. De los dieciocho solicitantes que fueron entrevistados, ocho obtuvieron la beca.
“No puedo agradecer lo suficiente a ACNUR, a sus socios y a los donantes. Mi sueño se está haciendo realidad”.
Tina.
Tina se instaló entonces en Yamena en 2015. "Me dije que, aunque la beca solo durara tres años, encontraría la manera de graduarme y convertirme en médico. Estaba decidido. En un par de años seré oficialmente médico. Estoy enormemente agradecido a ACNUR y a sus socios y donantes. Mi sueño se está cumpliendo. Soñaba con ser médico y hoy mi sueño se está haciendo realidad", añade.
Con el tiempo, Tina quiere poder mejorar la calidad de la atención sanitaria que se da a las mujeres y a los niños refugiados en Chad. "Sufren mucho en los campos de refugiados", asegura. Desea especializarse en pediatría o ginecología.