La respuesta debería de ser muy clara: ninguno. Sin embargo, hay 160 millones de niños y niñas que son víctimas del trabajo infantil. Por ejemplo, en República Democrática del Congo miles de niños se ven obligados a cargar sacos de arena para ganar apenas unos céntimos con los que comprar algo que comer. En concreto, 50 kg de arena para ganar 0’60 euros.
¿Imaginas a un niño en nuestro país transportando 50 kg de arena para poder pagarse una barra de pan? Es impensable, ¿verdad? No podemos consentir que estas situaciones ocurran, pero por desgracia es una realidad en muchos lugares del mundo. Una situación que se invisibiliza en muchas ocasiones por la falta de datos. No dejemos que estos menores sean silenciados.
160 millones
de niños y niñas en todo el mundo trabajan.
79 millones
menores están en trabajos peligrosos.
72 millones
de menores son víctimas del trabajo infantil en África.
Se trata de una pregunta que no tendríamos ni que hacernos. Ningún niño del mundo debería abandonar su infancia para trabajar. Pero lo cierto es que muchos menores se ven obligados a hacerlo por alguna de las siguientes causas:
Más de la mitad de la población refugiada del mundo está formada por niños y niñas. Desgraciadamente, muchos de ellos pasarán toda su infancia lejos de su hogar y en ocasiones, separados de sus familias. En situaciones de crisis y desplazamientos, los niños, niñas, adolescentes y jóvenes corren el riesgo de sufrir diversas formas de abuso, separación de sus cuidadores, violencia, trata, explotación o reclutamiento militar.
ACNUR está comprometido en garantizar que la infancia, adolescencia y juventud refugiada y desplazada estén protegidos contra daños y que se respeten sus derechos gracias a la prestación de apoyo psicosocial y programas de protección y desarrollo.
Gracias a las aportaciones de socios y donantes, ACNUR trabaja para garantizar que: