Desde hace dos años, Ucrania se ha convertido en un escenario de muerte y devastación. La situación sigue siendo dramática. La invasión rusa desencadenó no sólo una grave crisis humanitaria sino también el mayor desplazamiento forzado del mundo.
Desde el primer día, ACNUR ha estado proporcionando protección y apoyo tanto en Ucrania como en los distintos países de acogida de los millones de personas que han abandonado el país. La población sigue necesitando ayuda porque los bombardeos, la destrucción, la inseguridad y el miedo no han cesado. Por eso, pedimos tu colaboración para seguir apoyando a los que lo han perdido todo.
6,4 millones
de personas refugiadas ucranianas en otros países.
3,7 millones
de personas desplazadas dentro de Ucrania.
17,6 millones
de ucranianos necesitaron asistencia humanitaria y protección en 2023.
Dos años después la población sigue teniendo necesidades urgentes de refugio, servicios de protección y apoyo jurídico y psicológico, especialmente para los más vulnerables como menores no acompañados y separados de sus familias, mujeres y ancianos. Por eso, ACNUR ha estado desde el principio de la guerra sobre el terreno proporcionando ayuda y apoyo a quienes se han visto obligados a huir y lo han perdido todo. Esto no hubiera sido posible sin los socios y donantes que han respondido con una enorme generosidad desde el principio.
ACNUR lleva a cabo una estrategia de respuesta ante este conflicto que consiste en:
Foto: © ACNUR / Iryna Tymchyshyn.
Dos años después de la invasión de Rusia a Ucrania la guerra continúa y la inseguridad y el miedo siguen estando presentes en la vida de los ucranianos. El 24 de febrero es el trágico aniversario de este conflicto armado internacional que ha provocado 6,4 millones de personas refugiadas y casi 3,7 millones de desplazadas dentro de las fronteras del país.
Los ataques rusos han provocado la destrucción de infraestructuras civiles y energéticas, lo que ha complicado terriblemente la vida de la población ucraniana. Muchas familias han perdido sus casas y las que aún se mantienen en pie están gravemente dañadas. Sin casa, sin bienes, sin empleo y en pleno invierno con bajas temperaturas, la población se encuentra en una situación de enorme desprotección y vulnerabilidad. Estas necesidades humanitarias son especialmente agudas en los desplazados internos de larga duración, tanto para los que han permanecido en sus hogares a lo largo del conflicto, sobre todo en el este, como para los que regresan pero aún carecen de servicios básicos.
Solo en los 3 primeros meses de guerra más de 800.000 viviendas estaban dañadas o destruidas y esta cifra siguió aumentando. Los constantes ataques rusos a la red eléctrica dejaron a 12 millones de personas sin electricidad en pleno invierno. Todo esto unido a los bombardeos, la violencia armada y por supuesto, los obstáculos para acceder a la educación de muchos niños y niñas no hacen sino complicar aún más la situación. Estas condiciones aumentan la vulnerabilidad de la población ucraniana ante la explotación, la violencia de género y la separación familiar.
"Llevo casi 40 años trabajando en crisis de refugiados y pocas veces he visto un éxodo tan increíblemente rápido de personas”.
Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.