Hay muchos tipos de familias pero, todas tienen algo en común: ninguna querría ser separada por la fuerza, porque no les quede otra que huir de su hogar. Nadie debería verse obligado a separarse de quienes más quiere. Porque cuando lo has perdido todo necesitas tener una red de apoyo a tu alrededor que sane tus heridas con amor y cariño. Te contamos la historia de varias familias que tuvieron que dejarlo todo y empezar de cero, pero siguen unidas.
Afganistán es uno de los países más pobres del mundo y uno de los que lleva más tiempo sufriendo una de las peores crisis humanitarias que, desgraciadamente, no parece tener fin. Además de la llegada de los talibanes al poder en agosto de 2021, el país sufre hambre y las consecuencias de una crisis climática que se ceba con los más pobres del mundo.
El pasado mayo el país sufrió unas repentinas lluvias torrenciales en el norte y noreste que provocaron inundaciones que devastaron aldeas, casas, carreteras, hectáreas cultivo y se llevaron por delante varios centenares de vidas. Una de las muchas personas que perdieron su hogar fue Mir Alam, de 40 años y padre de 7 hijos. No solo ha perdido su casa en el noreste de la provincia de Baghlan sino también todas sus pertenencias. Él y sus hijos han tenido suerte porque no solo se han salvado, sino que también han recibido ayuda por parte de ACNUR. En la respuesta humanitaria a estas inundaciones y a las que han ocurrido en julio, ACNUR proporciona tiendas de campaña de emergencia, kits de artículos no alimentarios como mantas, bidones, bombonas de gas, utensilios de cocina y cubos, y ropa para ayudar a las familias afectadas.
Algo tan sencillo en nuestro país como una partida de nacimiento, en otros lugares del mundo es mucho más complicado tenerlo. El certificado de nacimiento es importante por muchas razones como la protección de la infancia o la educación. Martha es una madre sursudanesa que vive en Kakuma, Kenia. Su hija Felista tiene tan solo 4 meses y su madre quiere que tenga su partida de nacimiento. Martha no la tiene, pero sabe lo importante que es para sus hijos, sobre todo porque “les permitirá ir a la escuela”.
Cuando un niño nace en un hospital de los campos de refugiados, registra el nacimiento y emite una notificación de nacimiento con los nombres del niño, los padres, el sexo y la fecha de nacimiento. Los hospitales y las clínicas envían la copia de la notificación del nacimiento al Registro Civil del condado, que prepara el certificado de nacimiento. Si el niño no nace en el hospital o la clínica, debe presentarse en la clínica más cercana lo antes posible y, a más tardar, seis meses después del nacimiento.
“Mis hijos me hacen fuerte. Felista tiene 4 meses y me hace muy feliz como madre soltera”.
Martha
Ellas son Hafsa y sus tres hijas Mustaaq Cabdiwali Farax, de 8 años, Rayaan Cabdisamed Jamal, de 4, y Laki Cabdifatax Cali, de 1. Hafsa tan solo tiene 23 años y tuvo que huir de la violencia en Laascaanood, Somalia, junto a sus tres hijos y su marido que pronto la abandonaría. En Etiopía se reencontró con su madre y sus hermanos, con quienes vive ahora en el asentamiento de Mirqaan.
Desde febrero, los enfrentamientos en la ciudad somalí de Lascaanood han desplazado a miles de personas, unas 100.000 de las cuales han buscado seguridad en la región somalí de Etiopía. Aunque algunas están siendo acogidos por familias etíopes en sus hogares, muchas permanecen en refugios superpoblados o duermen a la intemperie. Con unas necesidades cada vez mayores, en una zona ya gravemente afectada por la sequía, las personas refugiadas y sus comunidades de acogida necesitan una ayuda adicional que les salve la vida.
Etiopía ha sido un país acogedor para los refugiados durante décadas, y actualmente acoge a casi 990.000 personas de países vecinos como Sudán del Sur, Somalia, Eritrea y Sudán. Para satisfacer las necesidades de esta reciente afluencia, el Gobierno de Etiopía ha asignado generosamente 400 hectáreas de terreno para crear Mirqaan, un asentamiento donde los refugiados como Hafsa puedan tener la oportunidad de integrarse plenamente desde el principio si no tienen otra opción en otras comunidades de acogida. Se espera que el asentamiento de Mirqaan facilite la prestación de asistencia y refuerce y complemente los servicios locales existentes, incluidos los de agua, saneamiento, sanidad y educación.