La alimentación es una de las prioridades de atención en los campos de refugiados. Las personas que han huido de sus hogares en busca de un lugar má...
La alimentación es una de las prioridades de atención en los campos de refugiados. Las personas que han huido de sus hogares en busca de un lugar más seguro lo han hecho en condiciones extremas y durante interminables jornadas, y por ello es fundamental que se les suministren los nutrientes necesarios para su bienestar.
Esta situación es aún más urgente para los niños refugiados, quienes se encuentran en proceso de crecimiento y necesitan un aporte calórico diario proporcional a su edad.
Sin embargo, las necesidades alimentarias de los niños refugiados aumentan durante los meses de invierno, es decir, con la llegada de las bajas temperaturas y las lluvias, tal como ocurre en algunos países de Oriente Próximo, África y Europa.
El frío no solo obliga a contar con mejores refugios que aíslen a las familias refugiadas del ambiente natural y les garanticen una estancia acogedora. También es preciso que se incrementen las raciones alimenticias, pues el cuerpo demanda mayores niveles calóricos para la realización de sus funciones.
Por desgracia, esto no siempre es posible. Los recursos humanos, logísticos y, sobre todo, económicos con los que cuentan algunos campos de refugiados son insuficientes, y la temporada invernal se convierte en un verdadero reto para cientos de miles de niños.
La nieve es otro elemento con el que hay que contar en esta época del año. En varios campos de refugiados, los niños no solo deben sobreponerse a las difíciles condiciones del ambiente, sino también al hecho de que los alimentos suben considerablemente de precio en esta época, lo cual dificulta que se alimenten como lo necesitan.
Durante esta estación, además de las necesidades relacionadas con la alimentación, también es importante suministrar aquellos materiales esenciales para afrontar la temporada, como mantas térmicas, calefactores, ropa gruesa y lonas de plástico.
La desnutrición infantil es un inconveniente bastante frecuente en contextos de crisis humanitarias, pues los niños, por su relación de dependencia con los adultos, son uno de los grupos de población más afectados.
La valoración inicial a la que se somete a los niños refugiados que llegan a un campo no solo tiene como objetivo principal su registro; también es la que permite determinar el estado en el que se encuentran y sus necesidades más apremiantes.
Es en este momento cuando se revela el cuadro de desnutrición en muchos niños. Las características básicas para diagnosticar este problema de salud son:
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