Muchas personas muestran su solidaridad con acciones que parecen pequeñas, pero que tienen mucha importancia para otras personas que necesitan ayuda. Queremos que conozcas a varias personas solidarias que,...
Muchas personas muestran su solidaridad con acciones que parecen pequeñas, pero que tienen mucha importancia para otras personas que necesitan ayuda. Queremos que conozcas a varias personas solidarias que, en su día a día, invierten tiempo y amor para dar una segunda oportunidad a quien más lo necesita.
Un corte con historia es el proyecto de tres jóvenes que empezó como una prueba para un curso de fotografía y se convirtió en un proyecto solidario. Ofrece cortes de pelo a las personas sin hogar de Madrid. Cada domingo acuden a alguna zona conocida de Madrid y ofrecen un café caliente y un corte de pelo a los más necesitados. El objetivo es contar la historia de cada una de estas personas para hacerlas más visibles.
Michel era un panadero de Dole (Francia) y de vez en cuando le daba algo de comer a Jerôme, un mendigo que se paraba frente a su panadería. Un día, debido al mal funcionamiento de un horno, Michel se intoxicó, y si no llega a ser por la rápida actuación de Jerôme, podría haber muerto.
Cuando salió del hospital, Michel le ofreció a Jerôme un trabajo a tiempo parcial para que aprendiera el oficio y, finalmente, acabó vendiéndole el negocio por una cantidad simbólica, un euro. La solidaridad debe estar presente en todas nuestras acciones para convertir el mundo en un lugar mejor en el que vivir.
Cuando estalló el conflicto en Donbáss, casi 2 millones de ucranianos huyeron para encontrar seguridad en otros lugares. Sin embargo, hubo personas, como ancianos y enfermos, que no eran capaces de resistir el viaje y se quedaron. Junto a ellos se quedó Oleg, que decidió ayudarles cargando con ellos a sus espaldas para salvarlos y arriesgó su vida en alguna ocasión para lograr alimentos.
Conocemos esta historia gracias a Helen Christensen, que decidió contarla con su cámara para dar visibilidad a la situación y a este héroe de carne y hueso.
Estos payasos llegan a los campos de refugiados del Líbano en una caravana llamada Van 12. Se trata de un grupo de payasos solidarios que acuden a los campos de refugiados para enseñar a los niños aspectos tan importantes como los derechos humanos y la justicia social.
La idea es ofrecer una esperanza a todos esos niños y que, aunque sea solo por un momento, se olviden de sus problemas y sonrían.
Una señora ugandesa de 70 años ayudó a una familia que provenía de Sudán del Sur y que lo había perdido todo. La mujer, al ver la situación de la familia, decidió cederle una parte de su tierra para que la cultivaran. La solidaridad no tiene edad y las personas que no poseen mucho, como esta señora, no dudan en ayudar a otras personas que lo necesitan.
Tal y como has podido ver, existen personas solidarias en muchos lugares y en circunstancias muy diferentes. ¿Te animas a ser una de ellas?
Ayuda a los refugiados