Del 11 al 22 de noviembre se celebra la COP29 que reúne a representantes de casi todos los países del mundo para abordar estrategias sobre el cambio climático. En este contexto, ACNUR ha publicado el informe En primera línea del cambio climático, los conflictos y los desplazamientos forzosos. El informe se ha elaborado en colaboración con 13 organizaciones de expertos, instituciones de investigación y grupos liderados por personas refugiadas, y utiliza los datos más recientes para mostrar cómo las perturbaciones climáticas están interactuando con los conflictos, empujando a los que ya están en peligro a situaciones aún más terribles.
Las personas obligadas a huir de la guerra, la violencia y la persecución se encuentran cada vez más en primera línea de la crisis climática mundial, según advierte este informe, que las expone a una combinación letal de amenazas, pero sin la financiación ni el apoyo necesarios para adaptarse.
De los más de 120 millones de personas desplazadas forzosas en todo el mundo, tres cuartas partes viven en países gravemente afectados por el cambio climático. La mitad se encuentran en lugares afectados tanto por conflictos como por graves riesgos climáticos, como Etiopía, Haití, Myanmar, Somalia, Sudán y Siria.
Este año se celebra la vigésima novena Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en Bakú (Azerbaiyán). Este evento anual reúne a los representantes de casi todos los países para discutir y acordar acciones globales frente al cambio climático. En este 2024, la conferencia se centra en temas de financiación climática con el objetivo de asegurar recursos para que los países más vulnerables puedan afrontar los impactos del cambio climático y cumplir con los objetivos globales de reducción de emisiones.
Las tensiones geopolíticas y la falta de consenso sobre la cantidad de fondos dificultan las negociaciones. Se espera que se aumente significativamente la inversión en el Fondo Verde para el Clima, mientras que la comunidad global enfrenta presiones para establecer metas climáticas más ambiciosas antes de 2025.
“La emergencia climática representa una profunda injusticia”.
Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
Según este nuevo informe, se espera que para 2040 el número de países que se enfrentarán a peligros extremos relacionados con el clima aumente de 3 a 65, la gran mayoría de los cuales acogen a personas desplazadas. Del mismo modo, se prevé que para 2050 la mayoría de los asentamientos y campos de refugiados experimenten el doble de días de calor extremo.
Tal y como alertó Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados durante su intervención en la COP29, para las personas más vulnerables del mundo, “el cambio climático es una dura realidad que afecta profundamente a sus vidas”.
Por ejemplo, el devastador conflicto de Sudán ha obligado a huir a millones de personas, entre ellas 700.000 que han cruzado a Chad, que ha acogido a población refugiada durante décadas y, sin embargo, es uno de los países más expuestos al cambio climático. Al mismo tiempo, muchos de los que huyeron de los combates, pero permanecieron en Sudán, corren el riesgo de sufrir nuevos desplazamientos debido a las graves inundaciones que han asolado el país.
Del mismo modo, el 72% de las personas refugiadas de Myanmar han buscado seguridad en Bangladesh, donde los peligros naturales, como ciclones e inundaciones, están clasificados como extremos.
Grace Dorong, activista climática y ex refugiada que vive en Sudán del Sur y que intervino en la COP29 junto con Grandi, aseguró que: “en nuestra región, donde tantas personas han estado desplazadas durante tantos años, vemos los efectos del cambio climático ante nuestros propios ojos”. Dorong espera que este informe ayude a los responsables a la hora de tomar decisiones y que entiendan que, si no abordan el tema, “los desplazamientos forzosos -y el efecto multiplicador del cambio climático- empeorarán. Pero si nos escuchan, también podemos ser parte de la solución”.
El informe también subraya que la financiación climática no llega a los refugiados, las comunidades de acogida y otros habitantes de países frágiles y devastados por la guerra, por lo que su capacidad de adaptación a los efectos del cambio climático se deteriora rápidamente.
En la actualidad, los Estados extremadamente frágiles sólo reciben alrededor de 2 dólares por persona en financiación anual para la adaptación, un déficit asombroso si se compara con los 161 dólares por persona de los Estados no frágiles. Cuando la inversión llega a los Estados frágiles, más del 90% se destina a las capitales, mientras que otros lugares rara vez se benefician.
Los resultados se han publicado durante la COP29 en Bakú, donde ACNUR está pidiendo un aumento de la financiación climática que llegue a los más necesitados e insta a los Estados a proteger a los desplazados forzosos que se enfrentan a la amenaza adicional de los desastres climáticos, y a darles a ellos y a las comunidades que los acogen voz en las decisiones financieras y políticas.
Y es que las personas obligadas a huir, y las comunidades que las acogen, son las menos responsables de las emisiones de carbono y, sin embargo, están pagando el precio más alto. Tal y como señaló Grandi: “Los miles de millones de dólares en financiación climática nunca llegan a ellos, y la ayuda humanitaria no puede cubrir adecuadamente la brecha cada vez mayor. Las soluciones están al alcance de la mano, pero hay que actuar con urgencia. Sin los recursos y el apoyo adecuados, los afectados quedarán atrapados”.
“La crisis climática está provocando desplazamientos en regiones que ya acogen a un gran número de personas desarraigadas por los conflictos y la inseguridad, agravando su difícil situación y dejándolas sin ningún lugar seguro al que ir.”
Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
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