Todas las personas desplazadas y refugiadas comparten un mismo sueño: volver a casa. Todas aquellas que se han visto forzadas a huir de su hogar quieren regresar cuando se den las condiciones adecuadas para el regreso. ACNUR garantiza que todas las personas, que, de libre e informada, elijan volver a su país de origen, puedan hacer con todas las garantías. Ahora están llevando a cabo un proyecto de retorno voluntario en República Centroafricana.
La repatriación voluntaria es una de las soluciones duraderas que ACNUR busca para las personas refugiadas y es la opción preferida por la mayoría de ellas. Pero para que se den las condiciones posibles, ACNUR trabaja para que existan estos dos elementos: el pleno compromiso del país de origen para ayudar a reintegrar a su propia población y el apoyo continuo de la comunidad internacional durante la crucial fase posterior al conflicto para garantizar que, quienes toman la valiente decisión de volver a casa, puedan reconstruir sus vidas en un entorno estable.
En la práctica, esto significa promover y facilitar la repatriación voluntaria de varias maneras, como participar en actividades de paz y reconciliación, apoyar la recuperación de viviendas y propiedades de las personas refugiadas, ofrecer ayudas económicas para el regreso y asistencia legal a quienes vuelven, y proporcionar información actualizada sobre su país y región de origen.
En las últimas décadas se ha producido una reducción general del número de retornos voluntarios de refugiados facilitados por ACNUR, debido principalmente a que los conflictos son cada vez más prolongados. Aun así, en los últimos años, más de un millón de personas refugiadas regresaron a sus países de origen.
Para ACNUR, resulta esencial que la repatriación voluntaria, que representa que las personas refugiadas puedan recuperar sus vidas, cuente con la financiación y el impulso necesario de los gobiernos y socios.
Cuando las personas toman la valiente decisión de volver, ACNUR les acompaña en los primeros momentos para que su integración en el lugar que un día fue su hogar sea lo más fácil posible con:
Además de proporcionar todo lo anterior, ACNUR busca garantizar un futuro sostenible mediante la enseñanza o capacitación de oficios y el acondicionamiento de las escuelas y de los centros de salud en las zonas de retorno, para que puedan continuar funcionando con normalidad y dando soporte a toda la nueva población.
"Cada paso que damos, ya sea para ayudar a una familia a regresar a la República Centroafricana o para ayudar a un refugiado a prosperar en un país de acogida, demuestra que las soluciones están al alcance de la mano".
Fafa Olivier, representante del ACNUR en la República Centroafricana.
Hace una década estalló un conflicto en República Centroafricana, una compleja crisis interreligiosa y por los recursos naturales que llevó a que en la actualidad haya más de 700.000 personas refugiadas, la mayoría en Camerún y en la República Democrática del Congo. Desde 2017, tras apaciguarse la situación, ACNUR y sus socios han ayudado a más de 49.000 personas a volver al República Centroafricana. Solo en 2024 han regresado 15.000 personas refugiadas y ACNUR tiene la previsión de repatriar a otras 300.000 en 2028.
El caso de la República Centroafricana es un ejemplo de cooperación y trabajo en equipo. De la mano de ACNUR, las autoridades del país y de los gobiernos de los principales países de acogida como Camerún, Chad, la República Democrática del Congo o Congo, el pasado noviembre se lanzó Plataforma de Apoyo a las Soluciones para la República Centroafricana. Esta entidad tiene como objetivo garantizar que se da el entorno propicio para el retorno voluntario y la reintegración sostenibles de los refugiados repatriados, así como para apoyar a las comunidades que los acogen.
En zonas como Bria, Kaga Bandoro y Baoro, la población desplazada interna está reconstruyendo sus vidas gracias a la mejora de la infraestructura, el acceso a servicios esenciales y las oportunidades para generar ingresos. A pesar de esto, los desafíos son grandes, ya que República Centroafricana sigue siendo uno de los países más vulnerables del mundo debido a la inseguridad alimentaria generalizada, la falta de servicios básicos o la frágil cohesión social. Tanto es así que el país ocupa el puesto 188 de 189 en el Índice de Desarrollo Humano.
A pesar de estos avances, las previsiones actuales indican que sin un aumento significativo de la financiación y el apoyo, el programa de retorno voluntario podría tardar más de un siglo en repatriar a todos los refugiados centroafricanos.
Micheline y su familia (sus 5 hijos, su marido y su madre) huyeron de la República Centroafricana el 13 de enero de 2021, en medio de los enfrentamientos que se dieron durante las elecciones de ese año. Temían que la violencia escalase a los niveles de 2013 y 2014. Con la conmoción en el cuerpo, cuando aún era de noche, Micheline llevó a sus hijos a cruzar el río Ubangi hacia el vecino Congo. Los disparos todavía se escuchaban de fondo.
Micheline se reunió con su marido Michel en Zongo, la primera ciudad fronteriza de la República Democrática del Congo, donde las organizaciones humanitarias les atendieron con alimentos y refugios de emergencia. Más tarde, ACNUR les ubicó en el campo de refugiados de Wenze, donde han vivido en los últimos tres años “gracias a la generosidad de los congoleños”, explica Micheline. Tras todos estos años en suelo congoleño, Micheline y su marido forman parte del 30º convoy de 218 personas refugiadas, que han decidido regresar voluntariamente a la República Centroafricana.
Acompañados por un equipo de ACNUR, el martes 3 de septiembre de 2024, cruzaron el río de nuevo, rodeados de niños, cánticos y su equipaje de mano.
Micheline es una de las muchas personas que han decidido regresar a su país y, ACNUR, estará allí apoyándolas para que ese retorno se realice de la mejor manera posible.
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