Esta joven austriaca está estudiando en la universidad y trabaja como camarera, además de pasar varias horas a la semana en esta guardería, habilitada en la estación para los niños refugiados que esperan allí para viajar. Ella sabe que compaginar todo no es fácil, pero a pesar de todo considera que los más pequeños necesitan atención.“Tenemos que hacer esto por los niños” asegura.