Sin paz no hay futuro. Día Escolar de la No Violencia y la Paz Sin paz no hay futuro. Día Escolar de la No Violencia y la Paz

Sin paz no hay futuro. Día Escolar de la No Violencia y la Paz

29 de enero, 2021

Tiempo de lectura: 4 minutos

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A finales de 2020, el número de personas desplazadas por la guerra, la violencia, los conflictos y la violación de derechos humanos alcanzó la cifra récord de los 79,5 millones.

El Día Escolar de la No Violencia y la Paz se celebra cada 30 de enero desde 1964. El objetivo es educar a los niños y adolescentes en los valores que promueven la paz y evitan la guerra, como los derechos humanos, la solidaridad, el entendimiento o la concordia. En esta fecha se conmemora, además, el aniversario de la muerte de Mahatma Gandhi, ejemplo de la lucha pacífica frente a la injusticia.

Día de la paz y la no violencia en la escuela

Las personas refugiadas son uno de los colectivos que más sufren las consecuencias de la guerra y la violencia.

79,5 millones

de personas desplazadas en el mundo por la violencia, la guerra y los conflictos a finales de 2020.

40 %

de los desplazados forzados son niños y niñas.

Casi ½

niñez refugiada no asiste a la escuela.

La guerra, una amenaza para la educación

Cada vez son más las personas que han tenido que huir de su hogar por culpa de la guerra o la violencia. La paz continúa siendo un horizonte difuso en muchas partes del planeta. Los niños refugiados sufren especialmente las consecuencias de la violencia y los conflictos. En muchas ocasiones, ven interrumpida su educación. De hecho, en la actualidad, casi la mitad de la niñez refugiada en edad escolar no está escolarizada.

En el Día Escolar de la No Violencia y la Paz, hay que recordar que la escuela es una garantía de futuro para los niños y un espacio seguro que les ayuda a superar los traumas vividos. Por eso, para que los niños no pierdan oportunidades de futuro, ACNUR trabaja para que accedan a la educación, tanto en las comunidades de acogida como en los campos de refugiados. Para ello, construye aulas, forma a profesores y proporciona ayudas para que los niños pueda matricularse y costearse el material escolar necesario.

Día de la Paz y la no violencia en la escuela

Moaed es un refugiado sirio en Líbano. La guerra le apartó de la escuela durante dos años. Los colegios cerraron y ya no pudo volver a clase. Gracias al programa de ACNUR “De regreso a la escuela” muchos niños han podido ser escolarizados de nuevo en las más de 300 nuevas escuelas que se han abierto en Líbano para niños sirios refugiados y libaneses.

Sin paz no hay hogar

La guerra lo destruye todo: infraestructuras, edificios y hogares. La pérdida de posesiones provoca también un sentimiento de desarraigo. Las personas que huyen de la guerra tienen que empezar de cero. Carecen de lo más básico: un techo.

ACNUR proporciona un espacio seguro y digno a las familias que han tenido que abandonar su hogar. Eso también implica la distribución de materiales básicos, como mantas, colchones, utensilios de cocina, estufas, lámparas solares o cubos para recoger agua. ACNUR se encarga de repartir todos estos materiales para garantizar unas condiciones de vida mínimamente dignas.

Paz para la normalidad, la dignidad y la autonomía

Las personas refugiadas que huyen de la guerra se ven despojadas de casi todo lo material, pero también de sus rutinas, de sus trabajos, de sus tierras y de su independencia económica. Muchos necesitan la ayuda humanitaria para sobrevivir.

ACNUR cuenta con programas de ayudas en efectivo para que las familias refugiadas puedan recuperar la normalidad y dejen de depender de la asistencia humanitaria. Contar con los medios para satisfacer las necesidades básicas, puede evitar la explotación sexual, el trabajo infantil, la separación de la familia y el matrimonio forzado. El tener acceso a la banca y a otros servicios financieros les empodera y les da sensación de normalidad.

Día de la Paz

ACNUR proporciona este tipo de ayuda en todas las fases del desplazamiento: primero para sobrevivir y después para prosperar.

Mohammad vive con su madre y cinco hermanos en Irbid, Jordania. Las ayudas mensuales en efectivo que recibe de ACNUR les permiten priorizar sus necesidades. “Cuando lo has perdido todo, eso es muy importante”, dice.

A Mohamed le preocupa especialmente cómo pagar el alquiler. Gracias a estas ayudas, ya no tiene miedo al desalojo y puede centrarse en reconstruir su vida.

ACNUR ha recibido en dos ocasiones el Premio Nobel de la Paz. La labor de ACNUR de ayuda al refugiado es un trabajo a favor de la paz.

Educación: el arma que salva vidas

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