El triángulo del norte: donde las maras se imponen a la policía El triángulo del norte: donde las maras se imponen a la policía

El triángulo del norte: donde las maras se imponen a la policía

4 de julio, 2017

Tiempo de lectura: 3 minutos

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La violencia de bandas y grupos criminales organizados en Centroamérica crece desorbitadamente y obliga a huir a miles de menores.

Entre las fronteras de Guatemala, El Salvador y Honduras se encuentra el llamado triángulo del norte. Un territorio que sufre cada vez más la violencia y los abusos de las maras y pandillas callejeras. Allí, estos grupos son tan poderosos que, para miles de niños, la única salida es huir del país.

10 veces más

Las personas que huyen de América del Norte y Central se multiplican por 10 en 5 años.

64.000 niños

Solos cruzaron la frontera de Estados Unidos en 2016 sin padres ni mayores.

400 de ellos

Han querido mostrar su rostro y contar su historia.

El triángulo del norte: Guatemala, El Salvador y Honduras

El aumento de la violencia indiscriminada por parte de maras y bandas callejeras deja a toda una generación presa del miedo en el llamado triángulo del norte.

En los últimos 5 años, el número de solicitudes desde el triángulo del norte ha pasado de 11.000 a 93.000. Una cifra que no deja de crecer.

La violencia callejera o los abusos en casa están entre sus principales motivos para huir. La mayoría serán reconocidos como refugiados: personas obligadas a huir del país tras haber visto su vida amenazada.

Es el reflejo de una situación que deja miles de historias marcadas por el dolor y el miedo y cientos de testimonios de valientes.

víctimas de homofobia

“Mataron a personas y los tiraban a la calle. Lo mataron por gay, por maricón, dicen”

Brayan se convirtió en refugiado a los 12 años. Nueve años antes había visto cómo mataban a su abuela en la puerta de su casa. Ser homosexual es suficiente para perder la vida a manos de las bandas callejeras, asegura.

“En El Salvador, cogen a chicas jóvenes, las violan y las tiran en bolsas de plástico”

Maritza tenía 15 años cuando uno de los miembros de una banda callejera se fijó en ella. “A uno de ellos ‘le gusto’”, relata. Lo supo cuando otro de sus miembros le dijo a su tío que tenía que huir pues su vida estaba en peligro. “En El Salvador cogen a chicas jóvenes, las violan y las tiran en bolsas de plástico. Mi tío me dijo que no era seguro para mí quedarme aquí”, cuenta.

Ella es una de las valientes que se ha atrevido a contar la situación que se vive en El Salvador. Entre los más de 400 niños a la fuga que han contado su historia, los testimonios femeninos escasean.

Huir o morir. El camino hasta la frontera

La huida hacia los países fronterizos supone un largo y peligroso camino para miles de jóvenes que huyen para salvarse. Al llegar allí, un nuevo reto: empezar de cero en un país nuevo, muchas veces solos, sin padres ni familiares.

Entre 2015 y 2011, las solicitudes de asilo desde el triángulo del norte crecieron un 739%.

Aunque ACNUR trabaja 24 horas al día para refugiar y proteger a los llamados niños a la fuga, la falta de fondos ante el aumento de niños que llegan a las fronteras de países vecinos pone esta situación al límite. Sólo el 14% de los fondos para 2017 han sido recaudados.

Con 20 € puedes dar comida y cobijo a 2 niños que han tenido que huir de la violencia en Guatemala, El Salvador y Honduras.

Ayúdanos a seguir protegiéndolos.

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