Fatemah Naser (en portada) tiene once años. Todas las noches se va a la cama con hambre y sueña que ella y su familia comen. En la foto se encuentra frente a un refugio improvisado, en el asentamiento de Dharawan. La familia está desplazada desde que comenzó la guerra en 2015. Para ella, la educación es un anhelo: “Perdí la educación que tanto me gustaba”.
Ella es un ejemplo de las privaciones que sufren las personas en tiempos de guerra, especialmente los niños: la educación, el alimento, la infancia, el hogar, la seguridad, la estabilidad… Pero Fatemah no ha perdido la esperanza en un futuro mejor y espera continuar sus estudios para convertirse en médico algún día.
Yemen es la mayor emergencia humanitaria del mundo. Según la ONU, los altos niveles de inseguridad alimentaria persisten en el país en medio del conflicto, la crisis económica y la pandemia de la COVID-19. 50.000 yemeníes se encuentran en condiciones de hambruna y 5 millones están a un paso de estarlo. Otros 11 millones se enfrentan a niveles críticos de inseguridad alimentaria.
Desde el inicio del conflicto, ACNUR está en terreno proporcionando material de emergencia, ayudas económicas para comprar medicamentos y alimentos, servicios psicosociales y otros tipos de asistencia a los desplazados por la guerra. También está ayudando a los más de 136.000 refugiados y solicitantes de asilo que permanecen en el país, la mayoría de Somalia y de Etiopía. Poder disfrutar de los derechos básicos no debería ser un anhelo. ACNUR trabaja día y noche para garantizar que las personas desplazadas reciban la protección que necesitan.
En 2020, más de cuatro millones de yemeníes en situación vulnerable recibieron ayuda y protección por parte de ACNUR.
4 millones
de desplazados internos por el conflicto desde 2015.
El 80 %
está en situación de desplazamiento prolongado.
20 millones
de personas necesitan ayuda humanitaria.
Reem es una desplazada interna de 11 años. Padece una enfermedad grave y necesita medicación regular. Gracias a las ayudas económicas que recibe de ACNUR, su madre puede comprar los medicamentos que necesita para tratar su enfermedad, pagar el alquiler y comprar alimentos para sus cuatro hijos.
“Cuando recibí el dinero me puse a llorar. Gracias a esta ayuda puedo comprar los medicamentos que Reem necesita para todo el mes”, comenta la madre de Reem. “Antes de recibir la ayuda de ACNUR no podía alimentar a mis hijos. No tenía ni un grano de arroz que darles”.
ACNUR está reforzando su programa de ayudas económicas. Durante las últimas semanas, está proporcionando estas ayudas a más de 48.000 familias para que puedan cubrir sus necesidades más básicas y urgentes, como alimentos, medicamentos, pagar el alquiler o recibir atención sanitaria.
En 2020, ACNUR entregó estas ayudas económicas a 676.953 personas en Yemen.
Además, ACNUR proporcionó atención primaria de salud a 30.800 personas en Yemen atención médica secundaria y terciaria a 1.670 pacientes en los primeros cuatro meses de 2020. Esto incluyó rehabilitación, fisioterapia, provisión de prótesis y cirugía para salvar vidas.
ACNUR continúa apoyando a los refugiados, solicitantes de asilo y miembros vulnerables de la comunidad de acogida a través de cinco proveedores de atención médica en todo el país.
Para evitar la propagación del COVID-19, ACNUR está llevando a cabo campañas de información y de concienciación entre la población desplazada y las comunidades de acogida.
7.825
personas han perdido la vida.
2.138
eran niños.
12.000
personas han resultado heridas o tienen graves secuelas físicas.
6 años de guerra en Yemen deja cerca de 4 millones de niños en situación de riesgo y con graves necesidades. La mitad de la población en Yemen son niños y niñas menores de 18 años. Ellos corren el riesgo de ser separados de sus familias, de ser reclutados a la fuerza o de sufrir todo tipo de abusos y violaciones de sus derechos.
Los niños en Yemen presentan traumas y trastornos psicológicos debido a la guerra.
El 55 % del millón de desplazados internos que viven en campamentos para desplazados son niños que asumen tareas del hogar propias de un adulto, como cuidar de la familia. Esto aumenta el riesgo de sufrir explotación, abuso y traumas psicológicos.
Ahmed Abdu Ahmed (derecha), de 11 años, y su hermana Najeebah, de 10, recolectan plásticos reciclables en el asentamiento de Dharawan y los venden para comprar comida para su madre y sus hermanos. Su padre no ha podido conseguir trabajo desde que la familia tuvo que abandonarlo todo por la guerra.
En 2020, 452.970 niños y cuidadores recibieron apoyo psicosocial por parte de ACNUR.
1 de cada 4
familias desplazadas tiene al frente a una mujer o una niña que asume toda la responsabilidad.
1 de cada 5
de esas mujeres y niñas tiene menos de 18 años.
Mariam, de 50 años, y su familia se vieron obligadas a abandonar su hogar en Sa'ada, al noroeste de Yemen, cuando estalló el conflicto en 2015. Su día a día es una batalla por la supervivencia. Viuda y con seis hijos propios, Mariam adoptó a siete de sus sobrinos después de que su hermano y su esposa murieran en el bombardeo que la obligó a huir. Desnutrida y demacrada, ahora debe alimentar y cuidar ella sola a los 13 niños.
Los seis años de guerra en Yemen han tenido un enorme impacto en toda la población, pero pocos han sentido la privación con tanta fuerza como los muhamasheen, una clase baja a la que pertenece Mariam. Este grupo étnico apodado como los “marginados” ya sufría discriminación y pobreza antes de que estallara el conflicto en 2015.
En 2020, 42.375 muhamasheen recibieron asistencia legal de ACNUR. Además, para mejorar sus condiciones de vida, se han actualizado los campamentos de desplazados internos donde residen.
ACNUR lleva 6 años asistiendo a los desplazados y refugiados en Yemen y sabe cómo salvar vidas, pero necesita recibir los fondos necesarios.
Hasta la fecha, solo ha recaudado el 30 % de los fondos necesarios para cubrir la emergencia en Yemen. Para mantener en funcionamiento los programas de ACNUR destinados a atender las necesidades más críticas, se necesitan 89,4 millones de dólares. Sin estos fondos, ACNUR tendrá que reducir y recortar programa. Más de un millón de personas podrían quedarse sin ayuda por la falta de financiación este año.
A partir de este mes, ACNUR ha comenzado a reducir la entrega de ayudas económicas por la falta de fondos. Como resultado, 25.000 familias de desplazados internos y 6.000 familias de refugiados se verán afectadas de inmediato.
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