La crisis climática es la emergencia de nuestro tiempo. Consciente de ello, ACNUR ha elaborado una Estrategia Global para la Energía Sostenible a cuatro años con el objetivo de mejorar el acceso de las personas desplazadas a energía segura y sostenible, así como para minimizar el impacto de sus actividades en el medio ambiente.
Para ACNUR, el acceso a una energía limpia y sostenible está estrechamente ligado a la protección y, además, contribuye a construir comunidades más sostenibles e inclusivas y fomentar la resiliencia ante el cambio climático.
La estrategia de ACNUR promueve la transición hacia la energía limpia y renovable en los campos de refugiados y comunidades de acogida, tanto en los hogares particulares como en los espacios comunes e instalaciones de apoyo.
Desde 2019 y hasta final de 2024, ACNUR viene promoviendo estas cuatro áreas de acción estratégicas:
“El cambio climático no es solo una causa de desplazamiento que obliga a muchas personas a abandonar sus hogares, sino que también provoca que la mayoría de esos desplazados acaben llegando a algunas de las áreas más vulnerables del mundo”.
Andrew Harper, asesor de ACNUR para la Acción Climática.
El 13 de noviembre de 2017, ACNUR inauguraba en Zataari la planta solar más grande jamás construida en un campo de refugiados. Gracias a ella, 80.000 personas refugiadas sirias tienen acceso a energía limpia. Esto supone un ahorro anual de emisiones de carbono equivalente a 30.000 barriles de petróleo y un ahorro en gastos de energía de 5,5 millones de dólares al año, que se reinvierten en proyectos humanitarios en toda Jordania.
Además, hace la vida más fácil a las personas desplazadas: permite conservar la comida, estudiar o realizar otras tareas cuando cae el sol. Con la planta conectada a la red eléctrica jordana, la electricidad no utilizada se devuelve a la red para satisfacer las necesidades energéticas de la comunidad de acogida.
ACNUR ha sido pionero en el desarrollo de proyectos modernos e innovadores de reforestación de tierras, como el «Campo de Refugiados Verde» en Camerún. Esta iniciativa ha permitido recuperar más de 100 hectáreas de tierras degradadas por los efectos del la emergencia climática en el campo de refugiados de Minawao.
Los refugiados nigerianos que viven en la zona esperan plantar 20.000 árboles utilizando la tecnología del "capullo", que se aplica en suelos desérticos o agotados para que las plantas puedan sobrevivir en un entorno hostil.
El proyecto fue seleccionado como ejemplo de las Mejores Prácticas Globales durante la cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Asamblea General de Naciones Unidas en 2019 por su aportación al cumplimiento de los ODS.
En octubre de 2018, ACNUR y sus socios iniciaron la distribución de gas licuado de petróleo (GLP) entre los refugiados rohingya en Kutupalong y otros asentamientos en Bangladesh. En marzo de 2019, había llegado a más de 100.000 hogares de refugiados y comunidades de acogida, proporcionando una fuente de energía limpia, saludable y segura para cocinar.
Para abastecer a todos los hogares, ACNUR ha introducido una herramienta de distribución basada en datos biométricos que reduce el tiempo de espera para reponer el GLP a dos minutos.
La iniciativa ha reducido de forma inmediata y drástica los riesgos para la salud y aquellos ligados a la recolección de leña. Además, evita la extracción de 700 toneladas diarias de madera de los bosques locales. Esto ha permitido a ACNUR y sus socios plantar decenas de miles de árboles en los asentamientos de refugiados.
“Solía emplear un día entero en ir al bosque para recolectar leña. El fuego dentro del refugio provocaba una tos constante en mis hijos. Ahora, gracias a la estufa ya no voy al bosque y mis hijos no tienen tos”.
Rokeya Begum, refugiada rohingya.
En noviembre de 2020, las tormentas tropicales Eta e Iota azotaron la región de Centroamérica, causando desplazamiento forzado y enormes daños personales y materiales. Cientos de miles de personas se vieron afectadas.
ACNUR apoyó las respuestas estatales en coordinación con otras agencias de la ONU y la sociedad civil para brindar la ayuda y a las personas desplazadas por estos desastres. El cambio climático está aumentando la frecuencia e intensidad de los huracanes y tormentas tropicales, y se espera que Centroamérica sea una de las regiones más afectadas.
En Somalia, las sequías y las inundaciones se han vuelto cada vez más frecuentes, aumentando la inseguridad alimentaria y destruyendo los medios de vida. El país es muy susceptible a los efectos del cambio climático y las condiciones meteorológicas extremas.
ACNUR y sus socios trabajan para ayudar a los afectados y desplazados por la sequía, proporcionando asistencia de emergencia en algunas de las áreas que han sufrido un mayor impacto.
Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, hizo un llamamiento a los Estados miembros de la Plataforma sobre Desplazamiento por Desastres para que fortalezcan la protección y la asistencia de las personas desplazadas en contextos de desastres y cambio climático.
"Tenemos que invertir ahora en la preparación para mitigar las futuras necesidades de protección y evitar más desplazamientos causados por el clima. Esperar a que ocurra el desastre no es una opción".
Filippo Grandi.
Para financiar y proveer de energía sostenible a quienes lo necesitan serán necesarias más alianzas, apoyo y esfuerzos conjuntos entre los actores humanitarios, de desarrollo y los sectores público y privado.
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