Esta familia se mudó de Alepo, en el norte de Siria, hacia otra zona rural cuando estallaron los enfrentamientos en su barrio el año pasado. Pero los alimentos pronto empezaron a escasear. Hacia finales de enero de este año, Dana decidió hacer lo que nunca habría creído posible: cruzó la frontera hasta llegar e instalarse en la zona libanesa del Valle de Bekaa.
Durante varios meses la familia intentó subsistir con lo que tenía hasta que descubrieron que podían recibir ayuda y protección de ACNUR si se registraban como refugiados. El registro de esta familia se ha producido justo a tiempo: durante los últimos 30 días sus únicos ingresos provenían del hijo de 11 años, que ganaba 28 dólares a la semana.
Han estado alimentándose a base de pan y otros alimentos básicos. "Me preocupa el dinero y que mis hijos sobrevivan," comentaba Dana mientras esperaba en el centro de registro de Zahle. "Pienso en buscar un trabajo pero me preocupa no encontrarlo. Aún tengo la esperanza de que ACNUR me pueda ayudar".
La semana pasada más de 980 familias llegaron al centro tras haber huido del conflicto en Siria en busca de refugio en el Valle de Bekaa. "Aquí en Zahle registrábamos alrededor de 1.200 o 1.300 personas al día", apunta Phillip Kibui, un oficial de registro de ACNUR. "Necesitamos terminar con el tiempo de espera".
Las cifras muestran que ese objetivo, a primera vista, se está cumpliendo en el Líbano. En abril, cuando más de 90.000 refugiados fueron registrados, los periodos de espera habían pasado de un mes a 28 días de media a lo largo de todo el país.
Cada mes más de 250.000 refugiados huyen de Siria y ACNUR está trabajando intensamente para cubrir las necesidades de todos los que han cruzado la frontera siria. Sólo en el Líbano 4.200 refugiados acuden diariamente al ACNUR para registrarse.
El registro es el primero y más importante de los pasos para garantizar que los refugiados tengan derechos legales en los países a los que huyen. También es la base para que puedan empezar a recibir ayuda y materiales como colchones, utensilios de cocina, mantas y asistencia sanitaria, alimentos y educación.
ACNUR ha puesto todo su esfuerzo para reducir el tiempo de espera para registrarse a pesar del gran número de sirios que llegan a Líbano. El resultado ha sido que la mayoría, sobre todo mujeres y niños, han visto reducido su riesgo de vulnerabilidad.
El éxito de la Agencia de la ONU para los Refugiados se ha basado en una doble estrategia: por un lado aumentando el personal en las oficinas de registro, y por otro reestructurando todo el proceso. Durante los últimos tres meses el número de trabajadores en el centro de registro de ACNUR en Zahle ha pasado de 15 a 21.
Al mismo tiempo la Agencia ha sido especialmente cuidadosa en centrar sus esfuerzos en entrevistar a los recién llegados para asegurar que las madres solteras, menores no acompañados, gente mayor y víctimas de tortura son atendidos debidamente.
Algunos sirios no se registran por miedo. Las comunidades minoritarias temen que el registro pueda traer consigo las represalias de otros refugiados o de alguno de los muchos grupos étnicos y religiosos dentro del Líbano. ACNUR trabaja con algunas comunidades y organizaciones de caridad religiosas para animarlos a seguir adelante con el registro.