En la actualidad, hay más de 82,4 millones de personas desplazadas a la fuerza en el mundo. Cuando se produce una situación de emergencia con personas refugiadas, ACNUR es la organización de las Naciones Unidas responsable de coordinar las acciones de respuesta a esa situación. El objetivo es proporcionar protección a las personas que han tenido que huir. ACNUR garantiza que la ayuda necesaria les llegue a tiempo.
Para ACNUR, una emergencia humanitaria es cualquier situación que haya causado o pueda causar desplazamiento, pérdida de vidas y sufrimiento, que afecte a los derechos o al bienestar de los refugiados, los desplazados internos, los solicitantes de asilo o los apátridas. La prioridad de cualquier respuesta humanitaria es salvar vidas y reducir el sufrimiento.
Para las emergencias de mayor envergadura, ACNUR está preparado para responder en un plazo de 72 horas. El protocolo de actuación de la Agencia está diseñado para dar respuesta a las necesidades de la manera más rápida posible y en cualquier lugar.
El 22 de mayo de este año, se produjo la erupción del volcán Nyiragongo en Goma (República Democrática del Congo). La violenta erupción dejó más de 450.000 desplazados internos. ACNUR, en colaboración con el gobierno y sus socios en terreno, respondió rápidamente para ayudar a las personas desplazadas internas, ofreciéndoles alojamiento, artículos de emergencia y protección. Neema, en la foto, recibió un refugio de ACNUR. "Hemos pasado mucho frío, pero, por fin, tenemos un techo”.
En una emergencia, cada segundo es vital. Por eso, la coordinación es clave para salvar vidas, pero también para poder dar protección, acceso médico o asesoramiento. ACNUR trabaja con otros organismos de la ONU, ONG y socios locales con el fin de garantizar la mejor respuesta posible a los desplazados.
Mizan Zemichael es una eritrea de 25 años, refugiada en el campo de Shimelba, en Etiopía, desde 2014. Hace varios meses tuvo que huir a Addis Abeba debido al conflicto en la región de Tigray, al norte del país. Ahora está registrada en la capital etíope, donde vive con sus dos hermanos menores, Kibrom y Elen.
Durante los últimos meses, ACNUR y la Agencia Etíope para Asuntos de Refugiados y Retornados han estado registrando en Addis Abeba a los refugiados eritreos que huyeron de los campos de Hitsats y Shimelba, destruidos a principios de este año. También han recibido apoyo para abrir una cuenta bancaria para que ACNUR les pueda proporcionar ayuda económica para cubrir sus necesidades más básicas.
Cuando las emergencias obligan a las personas a huir a través de las fronteras, ACNUR dirige la respuesta global de emergencia para los refugiados en todos los sectores y se coordina con los socios y las autoridades.
Cuando las personas se desplazan dentro de su propio país, ACNUR y otros socios activan el enfoque de grupos temáticos, en virtud del cual diferentes organizaciones dirigen la coordinación en áreas específicas de la respuesta, según su experiencia. ACNUR lidera los aspectos relacionados con la protección y, junto con la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja, el refugio y los artículos no alimentarios; y con la Organización Internacional para las Migraciones el de coordinación y gestión de campamentos.
El 22 de marzo de este año, un incendio en los campos de refugiados rohingya en Cox's Bazar calcinó los hogares de más de 45.000 personas. ACNUR, junto con la Organización Internacional para las Migraciones y otros socios, proporcionó artículos de emergencia, alimentos, apoyo psicosocial y suministros médicos. Además, instaló un centro temporal para reexpedir documentos a las familias rohingya que lo perdieron todo en el devastador incendio.
18.000
trabajadores empleados por ACNUR en todo el mundo (90 % trabajan sobre el terreno).
130 países
en los que ACNUR está presente.
Después de movilizar la ayuda, los expertos y los fondos, ACNUR permanece en terreno para ayudar a las personas a reconstruir sus vidas con dignidad. Junto con sus socios y las comunidades locales, la Agencia proporciona apoyo a la población desplazada, como acceso médico y psicosocial, educación y medios de vida, y lleva a cabo una evaluación constante para saber lo que se necesita en todo momento.
Promueve la integración local de la población desplazada en los programas y servicios nacionales. Además, se asegura de que los refugiados no sean devueltos contra su voluntad a un país donde podrían sufrir persecución. También les ayuda a reasentarse o a tener acceso a becas y oportunidades de empleo en terceros países o a regresar voluntariamente a su país de origen cuando sea seguro.
Afganistán, por ejemplo, lleva más de 40 años en situación de desplazamiento prolongado. Este año, una nueva ola de violencia ha sacudido al país. ACNUR ha estado presente desde el inicio de la emergencia. Después de la toma de Kabul, y una vez terminadas las evacuaciones, la Agencia ha permanecido (y permanece) en el país, prestando ayuda humanitaria a cientos de miles de desplazados que se encuentran en una situación crítica.
Marjina (nombre ficticio por motivos de protección) posa con cinco de sus nueve hijos frente a su habitación alquilada en Bamiyán. La familia huyó cuando se enteró de que los talibanes estaban tomando el país.
“Volvimos en septiembre cuando supimos que era seguro, pero ahora no hay trabajo aquí y mi marido está desaparecido, no lo he visto en cuatro meses. Recibimos 195 dólares de ACNUR. Esta ayuda ha sido tan importante que no puedo explicarlo con palabras. No teníamos comida y no podíamos pagar el alquiler. Con el dinero compramos comida y pagamos el alquiler durante tres meses e hicimos reparaciones para el invierno. Los inviernos son muy duros. Nos mantenemos calientes cocinando en la habitación e hirviendo agua en una olla”.
Ayuda a los refugiados