Según la ONU, se necesitan 6.700 millones de dólares para proteger la vida de cientos de miles de personas que viven en las zonas más deprimidas del mundo.
Hasta la fecha, hay 3.596.000 casos confirmados de COVID-19 y más de 247.650 muertes en todo el mundo por culpa de esta enfermedad. La pandemia ha llegado a casi todas las zonas del planeta. El pico todavía no se ha alcanzado en los países más pobres y en los próximos meses se espera que la situación sea crítica en muchos de ellos. Sin embargo, las consecuencias económicas y sociales de la crisis sanitaria por la COVID-19 en estos paises no se han hecho esperar y ya están provocando un aumento de los precios, paro y una caída en el suministro de alimentos, vacunas y medicamentos.
Plan de Respuesta Humanitaria Global
La Organización Mundial de la Salud y varias agencias humanitarias de la ONU, incluida ACNUR, han puesto en marcha, en colaboración con distintas ONG, el Plan de Respuesta Humanitaria Global COVID-19. Se trata del principal vehículo de recaudación de fondos de la comunidad internacional para responder al impacto humanitario del virus en los países con ingresos bajos y medios.
El plan es, además, un instrumento de respuesta para combatir la pandemia y la creciente inseguridad alimentaria. Proporciona ayuda y protección, dando prioridad a los más vulnerables: personas mayores, personas con discapacidad, mujeres y niñas. Las emergencias sanitarias aumentan los niveles de discriminación, desigualdad y violencia de género.
Los fondos recaudados desde el 25 de marzo, fecha en la que se puso en marcha el plan, han servido para aumentar las instalaciones para el lavado de manos en los campos de refugiados, distribuir guantes, mascarillas, respiradores N95, batas, gafas y kits de higiene y salud. Además, más de 1,7 millones de personas recibirán capacitación en identificación de virus y medidas de protección a través del portal de formación online COVID-19 de la OMS.
Refugiados y coronavirus
El virus COVID-19 está causando heridas profundas en todo el mundo. Para las personas que han huido de las guerras y la persecución, el impacto de la enfermedad en sus vidas podría tener consecuencias devastadoras. Por eso, ACNUR está trabajando para incluir a todas las personas refugiadas en los planes nacionales de protección y respuesta a la COVID-19.