Más de 230.000 desplazamientos por la intensificación de la violencia en la República Democrática del Congo

La República Democrática del Congo (RDC) enfrenta un nuevo capítulo de violencia que ha forzado a más de 237.000 personas a abandonar sus hogares en lo que va de año, según informó ACNUR en una rueda de prensa celebrada en Ginebra el pasado 17 de enero.

La intensificación de los enfrentamientos entre grupos armados rebeldes y el ejército congoleño en las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur ha exacerbado una crisis humanitaria que ya era considerada una de las más alarmantes y menos visibilizadas del mundo. Con 4,6 millones de personas desplazadas internas, RDC es uno de los países a nivel global que alberga el mayor número de personas desplazadas dentro de sus fronteras.

Entre el 1 y el 6 de enero, los combates en los territorios de Masisi y Lubero, en la provincia de Kivu Norte, obligaron a cerca de 150.000 personas a huir. Muchas de estas familias se dirigieron inicialmente hacia Masisi, al noroeste de Goma, buscando seguridad. Sin embargo, la violencia se extendió rápidamente, forzándolas a desplazarse de nuevo.

Paralelamente en el territorio de Fizi, en Kivu Sur, más de 84.000 personas se encuentran desplazadas, según reportes del gobierno local. La población civil se enfrenta a bombardeos indiscriminados, violencia sexual y un uso desproporcionado de armamento pesado en áreas pobladas, lo que ha dejado numerosas víctimas, incluidos niños y niñas.

El sufrimiento de las personas desplazadas es incalculable, ya que no sólo se enfrentan a la pérdida de sus hogares, sino también la constante amenaza de violencia y la falta de recursos básicos como alimentos, agua y atención médica.

La población desplazada se enfrenta a condiciones extremadamente precarias. Muchas familias se refugian en comunidades superpobladas, en albergues improvisados o en edificios públicos como hospitales. Sin embargo, las posibilidades de asistencia son limitadas debido a la inseguridad, los bloqueos de carreteras y la presencia de actores armados.

Además, las guerrillas han convertido hogares de civiles en sus propios refugios lo que pone en riesgo las comunidades porque se desdibuja la línea entre civiles y combatientes.

A pesar de la situación, unas 25.000 personas desplazadas regresaron a Masisi-Centro durante una breve pausa en la violencia el pasado 4 de enero. Sin embargo, los nuevos enfrentamientos registrados el 9 de enero obligaron a muchos a huir nuevamente, dejando en evidencia la fragilidad de la región.

Foto: © ACNUR/Guerchom Ndebo.

ACNUR ha trabajado incansablemente en la región en 2024 construyendo y rehabilitando refugios para más de 95.000 personas. Además, distribuyó artículos de primera necesidad como mosquiteras, mantas y ollas para 45.000 personas.

Desde ACNUR informan de que es imprescindible garantizar un acceso seguro para los trabajadores humanitarios y priorizar la protección de los civiles, especialmente mujeres y niños, los más vulnerables en este contexto de violencia.

Hasta la fecha, ACNUR tan solo ha recibido un 10 % de la financiación necesaria para responder a la emergencia en RDC. La magnitud de la crisis exige una mayor inversión y compromiso internacional en la construcción de la paz y la resolución de conflictos para, así, sentar las bases de una estabilidad duradera.