La masiva huida de personas de Siria ha provocado que algunos países como Líbano (que acoge ya a 1.161.546 refugiados sirios) hayan visto completamente colapsadas sus infraestructuras, aumentando así la tensión entre su propia población y los sirios, derivando esto, además, en medidas cada vez más restrictivas sobre la admisión de los refugiados. Turquía es el país que más refugiados acoge (1.522.839) y que más campos ha instalado: la apertura de un nuevo campo para 35.000 personas, suma ya un total de 26. Jordania e Irak acogen a 622.586 y 242.468 refugiados respectivamente, en un contexto completamente inseguro debido a los conflictos armados que están teniendo lugar en este último. “Esta es la peor crisis humanitaria de nuestra era y debería estar provocando un clamor mundial pidiendo apoyo”, ha apuntado António Guterres, Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados.
En total, se calcula que un 38% de la población refugiada, que vive fuera de los campos, está viviendo en condiciones de precariedad, por debajo de los estándares mínimos de refugio para operaciones de emergencia. Por ello, ACNUR continúa aumentando sus esfuerzos de protección y suministro de bienes básicos y coordinando el trabajo de más de cien organizaciones de ayuda en el terreno. Durante 2014 ACNUR envió asistencia alimentaria a 1,9 millones de refugiados y miembros vulnerables de las comunidades de acogida, 966.000 personas se han beneficiado de la asistencia de refugio en campamentos y fuera de ellos, y un millón de personas ha recibido artículos de primera necesidad. Sin embargo, aún hacen falta muchos fondos para poder atender a toda la población necesitada. En diciembre de 2014 la ONU lanzó el mayor llamamiento de ayuda de todos los tiempos. “Ahora mismo tenemos una pequeña oportunidad de invertir, en un momento en que esta generación potencialmente perdida se asoma a su futuro. Abandonar a los refugiados solo les expone a un sufrimiento aún mayor, a la explotación y a peligrosos abusos”, ha añadido Guterres.
Los niños sirios sueñan con un futuro mejor
Durante casi cuatro años, los niños de Siria han sido las principales víctimas del conflicto, ver a sus familiares y seres queridos desaparecer o morir, sus escuelas destruidas y sus esperanzas desvanecidas les han convertido en una de las poblaciones más vulnerables afectada por esta guerra en Siria. Además, corren el riesgo de sufrir diferentes formas de explotación como el trabajo infantil, el reclutamiento en grupos armados, el matrimonio precoz u otros tipos de violencia de género. Casi dos millones de refugiados sirios son niños. Sin ayuda urgente, millones de pequeños no podrán recuperarse de tanta pérdida y miedo. Su futuro, y el futuro de su nación, están en juego.