Las tres agencias de las Naciones Unidas han firmado un documento en el que piden a los Estados miembros de la Unión Europea que movilicen los recursos necesarios para permitir el acceso de las niñas y los niños refugiados a una educación inclusiva y de calidad.
El documento propone una serie de medidas que facilitan el acceso de los niños refugiados a la educación en todos sus niveles. Según el informe, estos serían algunos de los aspectos a mejorar:
El número de niños nacidos fuera de Europa que abandonan la escuela de manera temprana es casi el doble en comparación con los niños nacidos en el país de acogida (25,4% versus 11,5%). Esta brecha es más pronunciada en Austria, Bélgica, Chipre, Grecia, Italia y España.
Los resultados del aprendizaje de los niños refugiados son más bajos cuando no reciben el apoyo adecuado. Es importante proporcionar apoyo psicosocial y clases de recuperación a aquellos niños que han perdido períodos prolongados de escolarización o que provienen de diferentes sistemas educativos.
Alrededor de 3 de cada 4 estudiantes nativos logran un buen dominio en ciencias, lectura y matemáticas, pero solo 3 de cada 5 estudiantes con antecedentes migratorios lo consiguen.
La educación de los niños refugiados favorece la inclusión social en las comunidades de acogida. Por eso es de vital importancia.
“Invertir en educación para todos es una de las mejores inversiones que puede hacer un gobierno”.
Pascale Moreau, Director de la Oficina del ACNUR para Europa.
Los niños en edad preescolar (de 3 a 5 años) y en la secundaria superior (de 15 años en adelante) son particularmente vulnerables a la falta de escolarización, ya que, por lo general, están fuera del alcance de la legislación nacional sobre educación obligatoria. Por eso, el documento recomienda hacer especial hincapié en estos periodos educativos.
El informe anima a los Estados a fortalecer los vínculos entre las escuelas y otros servicios públicos críticos, como la salud y la protección infantil, para hacer frente a las barreras a la matriculación y a los factores que contribuyen a un abandono escolar temprano.
Las tres agencias también exhortan a los Estados a que incrementen los esfuerzos y realicen mayores inversiones a nivel nacional y regional para recopilar datos de calidad sobre los niños refugiados, solicitantes de asilo y migrantes en educación.
Solo siete estados de la UE reconocen explícitamente el derecho de los niños a la educación básica, incluso cuando su situación no está regularizada. España es uno de esos países, junto con Bélgica, Bulgaria, Finlandia, Italia, Holanda y Suecia.
El 95% de los 6.200 refugiados y migrantes acogidos en nuestro país se han matriculado en la escuela secundaria durante el curso escolar 2017-2018. El 58% de ellos eran niños y el 42%, niñas.
La pobreza es otro factor importante que puede afectar a la educación de niños y jóvenes. Según el informe de Eurostat de 2013, los nacidos fuera de la UE tenían casi el doble de probabilidades de estar en riesgo de pobreza en comparación con los jóvenes nativos (49% versus 28%). Las mayores disparidades en las tasas de pobreza entre los nativos y jóvenes nacidos en el extranjero se producen en Bélgica, Grecia, Finlandia, España y Suecia.