La guerra y el hambre aumentan el desplazamiento en Sudán del Sur La guerra y el hambre aumentan el desplazamiento en Sudán del Sur

La guerra y el hambre aumentan el desplazamiento en Sudán del Sur

26 de febrero, 2016

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Sudán del Sur es un país joven, de apenas 4 años de vida, y cuyos habitantes llevan tiempo ya conviviendo con la violencia y la guerra. En diciembre de 2013, tras meses de tensiones políticas, la violencia estalló en algunas zonas y poco a poco fue extendiéndose por todo el país. Ahora, tras más de dos años de guerra en Sudán del Sur, las cifras que nos llegan son alarmantes: 1,6 millones desplazados dentro del país y 654.000 sursudaneses exiliados en países vecinos como refugiados por culpa del conflicto en Sudán del Sur.  

Ya no es sólo la guerra la que empuja a las familias a huir. La escasez de alimentos está obligando a muchos a buscar comida en otras zonas del país. Más de 2,4 millones de personas se encuentran en situación de crisis alimentaria en Sudán del Sur.

Cultivos arrasados y malnutrición

Tras años de conflicto, muchos cultivos han quedado arrasados y el precio de los productos básicos en los mercados se ha disparado. Esto, para una población que vive principalmente de sus pequeños cultivos y del comercio local, ha marcado la decisión final de muchas familias de huir a lugares más seguros y en los que poder subsistir.

El hambre ya está empezando a dejar su huella en muchos sursudaneses: las tasas de malnutrición en las zonas en conflicto son extremadamente altas (entre el 20 y el 34%), y un 80% más de civiles estaban afectados por la inseguridad alimentaria en 2015 en comparación con el año anterior.

“Aunque hay pocos alimentos y los niños están enfermos, al menos aquí no hay disparos” afirma Nyepach Benyluok, una madre de 25 años que pasó dos semanas caminando con sus hijos para escapar del estado de Unity. Buscaron ayuda y seguridad en otro lugar del país donde la guerra y el hambre no fueran su pan de cada día.

Sin más opción que huir

“No tuvimos más opción que venir aquí” dice Benyluok. Ella y las 31 personas que les acompañaron en su huida a Rumbek (en el centro del país) sobrevivieron comiendo frutos secos y plantas silvestres. “Había asesinatos arbitrarios. Incluso los niños eran asesinados al azar. Destruyeron nuestras casas con los alimentos dentro. Era la cosecha que habíamos recogido con nuestras propias manos para sobrevivir en estos duros tiempos” explica.  

En el camino, mucha gente se desmayaba. Estaban débiles por la falta de alimentos, pero no te podías parar a ayudarles, eran demasiados. Muchas personas se quedaron en el bosque…” cuenta Benyluok sobre los largos días de camino hasta Rumbek.

A pesar de que las agencias humanitarias no pueden trabajar libremente en el país por motivos de seguridad, ACNUR ha estado presente en Sudán del Sur desde que estalló el conflicto y sigue ofreciendo asistencia y protección a los desplazados en el país y a los refugiados en los países vecinos. Además, reparte productos básicos y material de refugio.  

A día de hoy, esta es una de las emergencias humanitarias más graves a las que hace frente la Agencia de la ONU para los Refugiados. Por ello, se necesita más ayuda para responder las necesidades de los civiles sursudaneses: alimentos y materiales básicos para poder sobrevivir.

 

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