Bajo el título “Con falta de fondos”, ACNUR publica hoy un informe sobre las crisis humanitarias con mayores problemas de financiación.
La financiación para la ayuda humanitaria destinada a las personas que han tenido que huir de sus hogares es cada vez más reducida. En 2018, apenas cubre la mitad de las sus necesidades, aumentando los riesgos derivados.
Así lo indica el informe publicado hoy por ACNUR en el que se constata que, ante un número cada vez mayor de personas que se han visto forzadas a huir de sus hogares, la financiación disponible para cubrir sus necesidades sigue bajando.
En 2018 se espera que solo el 55% de los fondos estén cubiertos. Una cifra que disminuye cada año.
Las consecuencias de esta falta de financiación se vuelven demasiado reales en el día a día de quienes dependen de la ayuda humanitaria: crecimiento de la tasa de desnutrición, mayor hacinamiento en las instalaciones sanitarias, refugios cada vez más deteriorados, aulas superpobladas, niños que no pueden ir a la escuela, y el aumento de riesgo de violencia sexual ante la escasez de personal de protección.
Entre las emergencias más afectadas por esta falta de fondos, el informe reporta 6 países donde las consecuencias se hacen visibles cada día.
A pesar de su pequeño tamaño, este país se ha convertido en la emergencia con menor financiación del mundo, con solo el 28% de los fondos recibidos para atender a las 400.000 personas de Burundi refugiadas en países vecinos.
La región afectada por el conflicto en la República Democrática del Congo solo ha recibido el 31% de los fondos de ACNUR hasta ahora. Esto ha afectado a la capacidad de los trabajadores humanitarios para proporcionar materiales de subsistencia.
Miles de familias afganas siguen sin poder volver a sus hogares mientras el conflicto se acerca a su cuarta década.
La guerra en la nación más joven del mundo es otra de las emergencias peor financiadas, con solo el 33% de las necesidades cubiertas.
Refugiados y desplazados sirios también se ven directamente afectados por el déficit de fondos, con solo un 35% de la financiación necesaria para 2018.
Tras décadas de conflicto en Somalia, los somalíes han logrado algunos avances, pero la situación sigue siendo frágil y necesita un apoyo continuo. Solo el 37% de la financiación conseguida para este año, lo que hace peligrar un deterioro de las condiciones humanitarias.