Cuando hablamos de migrantes y refugiados, muchas veces se usan indistintamente ambos términos de manera errónea. ¿Qué significa cada uno de estos términos? El Comité español de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, tiene la respuesta más precisa.
Los migrantes económicos son personas que han salido de su país en busca de oportunidades laborales. En ocasiones, provienen de países en pobreza extrema y pueden llegar a jugarse la vida para entrar en un país con el fin de trabajar.
A diferencia de los migrantes, los refugiados son personas que huyen de conflictos armados, violencia o persecución y se ven por ello obligadas a cruzar la frontera de su país para buscar seguridad.
Los motivos de la persecución pueden ser por muy diversos tipos: persecuciones étnicas, religiosas, de género, por su orientación sexual… En todos ellos, estas causas han provocado temores fundados por su vida, lo que les convierte en ‘refugiados’ reconocidos internacionalmente, con acceso a la asistencia de los Estados, ACNUR y otras organizaciones.
Dentro de los refugiados, muchos viven en campamentos construidos por ACNUR u otras organizaciones, pero también existen refugiados que viven en áreas urbanas o rurales y necesitan ayuda para poder reconstruir sus vidas.
En algunas rutas de desplazamiento encontramos lo que se llaman flujos mixtos. Es el caso del Mediterráneo, donde si analizamos la procedencia en 2017 de las personas que cruzaron, encontramos:
En estos casos, las solicitudes se revisan de forma individual en el país donde se solicita asilo antes de otorgar la categoría de “refugiado”.
La Agencia de la ONU para los Refugiados nace después de la II Guerra Mundial con un mandato claro: el de proteger a aquellas personas que han huido de la guerra y la violencia. Aunque al principio se pensó que la Agencia tendría una duración temporal, el número de conflictos y persecuciones (étnicas, religiosas, de género, por orientación sexual, etc.) no ha dejado de crecer llegando en 2017 a máximos históricos desde su creación.
De cara al futuro se habla cada vez más de los desplazados bajo el contexto del cambio climático: personas obligadas a huir por consecuencias del cambio climático como la desertificación o la desaparición de ciertos territorios con la subida del nivel del mar. El número de refugiados y desplazados, si se cumplen las previsiones, podría multiplicarse por cuatro.
Aunque las aportaciones de los socios siguen creciendo en España cada año, el número de refugiados en el mundo hace que el porcentaje de financiación al que somos capaces de llegar sea cada vez menor, provocando recortes en cosas tan básicas como la comida.
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