Tras su viaje a Nigeria y con motivo del Día de la Mujer, Leticia Pérez, técnica de Proyectos del Comité español de ACNUR, nos cuenta cómo la falta de agua potable y otros servicios básicos atenta contra la salud y el progreso de las mujeres refugiadas. A continuación, detalla su experiencia en terreno.

Escasa participación de la mujer en la gestión de los recursos
Ekule es la responsable de proveer el agua necesaria para toda su familia. A ella, al igual que a millones de mujeres y niñas refugiadas en todo el mundo, esta tarea le ocupa gran parte de su día. Esto trae como consecuencia que, en lugar de asistir a la escuela, las niñas pasen horas esperando su turno para llenar sus cubos o caminando largas distancias hasta el punto de abastecimiento más cercano.
Para las mujeres, esto se traduce en tiempo que no pueden dedicar a un trabajo que les permita ser independientes. Además, el riesgo de contraer enfermedades, como la malaria, a causa de los mosquitos que se concentran en las aguas estancadas, es altísimo para ellas. Las mujeres refugiadas camerunesas que conocí en el asentamiento de Adagom, no solamente se hacen cargo de las tareas relacionadas con el agua; sino que se encargan de la mayoría de las tareas de cuidados no remuneradas. Sin embargo, su participación en la toma de decisiones sobre la gestión de los recursos como el agua sigue siendo baja.

Un acceso digno de las mujeres al agua y saneamiento
Cuando estás en un campo de refugiados y te pones en la piel de una mujer, caminando de noche, a oscuras, para hacer tus necesidades al aire libre, puedes sentir el peligro. La falta de letrinas en muchos lugares obliga a las familias a defecar al aire libre. La vergüenza que les supone este hecho provoca que ellas solo salgan de noche, evitando miradas incómodas y comentarios soeces por parte de los hombres. Sin embargo, este no es el mayor problema al que se enfrentan. Esta situación las deja completamente expuestas a las agresiones sexuales. Además, la escasez de agua para la higiene y la suciedad de las letrinas provocan que sufran infecciones de orina y candidiasis de forma frecuente.
En la medida que se avanza en el acceso digno al agua y saneamiento, situando a las mujeres en el centro de la gestión del recurso, se experimenta un gran logro en la igualdad de derechos de las mujeres refugiadas.
Respuesta de ACNUR con enfoque de género en Adagom*

Agua

Saneamiento

Malaria
* Uno de los asentamientos de refugiados cameruneses en Nigeria y que visitó nuestra compañera Leticia Pérez.