La mayoría de los nuevos desplazamientos internos provocados por catástrofes naturales en 2020 se registraron en dos regiones asiáticas: el sur de Asia y en Asia oriental y el Pacífico. Los ciclones tropicales, los tifones, las lluvias monzónicas y las inundaciones han tenido un gran impacto en esta parte del mundo densamente poblada. El nivel de destrucción ha sido enorme, y muchos de estos desplazamientos podrían prolongarse en el tiempo.
La pandemia de COVID-19 ha supuesto un reto enorme a la hora de responder a las catástrofes. Muchas personas permanecieron en sus casas por miedo a la infección, a pesar de las advertencias tempranas.
En el este de Asia y el Pacífico, las cifras de desplazamiento forzado por causas climáticas han sido las más altas en la región desde 2016, con 12,1 millones de nuevos desplazamientos, y están por encima de la media registrada durante la última década (de 11,2 millones), a pesar de los cierres y las restricciones de movimiento para contener la pandemia.
China, Filipinas y Vietnam fueron los países más afectados, alcanzando algunas de las cifras más altas a nivel mundial, con 5,1 millones, 4,4 millones y 1,3 millones de nuevos desplazamientos respectivamente.
Vanuatu se vio especialmente afectado en relación con el tamaño de su población. El ciclón Harold provocó alrededor de 80.000 desplazamientos, lo que supone casi una cuarta parte de la población.
La actividad volcánica también obligó a la gente a abandonar sus hogares en Filipinas, Indonesia y Vanuatu. La erupción del Monte Taal en Filipinas provocó 506.000 desplazamientos en enero.
En esta parte del mundo, millones de personas viven cerca de deltas, en zonas bajas y próximas a las costas muy propensas a las inundaciones, que está previsto que empeoren aún más con la crisis climática.
La urbanización rápida y a menudo no planificada que caracteriza a esta región aumenta el riesgo de desplazamiento por desastres, por la alta densidad de población en zonas expuestas a estos fenómenos meteorológicos extremos.
Los incendios en Australia arrasaron 17 millones de hectáreas, destruyeron 3.100 hogares y provocaron 65.000 nuevos desplazamientos. El calor extremo, los fuertes vientos y la sequía prolongada agravaron aún más la situación.
Mientras Australia luchaba contra los incendios, las lluvias monzónicas y las tormentas ocasionaban 5,8 millones de nuevos desplazamientos en China, Filipinas, Japón, Myanmar, Indonesia y Vietnam.
En el sur de Asia, el número de desplazamientos por catástrofes en 2020 asciende a 9,2 millones. Representa casi un tercio de los nuevos desplazamientos por catástrofes en 2020.
El ciclón Amphan provocó casi cinco millones de evacuaciones en Bangladesh, India, Myanmar y Bután en mayo, convirtiéndose en el mayor desplazamiento por catástrofe del año en todo el mundo.
Las lluvias monzónicas y las inundaciones afectaron a toda la región a partir de junio y, en particular, a Bangladesh. En el sur de Asia vive casi una cuarta parte de la población mundial. A pesar del rápido crecimiento económico, muchas personas siguen viviendo en la pobreza, lo que las hace especialmente vulnerables a los efectos de los desastres y del cambio climático.
El monzón desplaza a miles de personas cada verano en la región. El cambio climático ha hecho que los fenómenos meteorológicos extremos sean cada vez más frecuentes e intensos. Las subidas de las temperaturas y el aumento del nivel del mar están provocando grandes inundaciones.
La falta de regulación urbanística, la deforestación y la degradación de la tierra, también impulsan el riesgo de desplazamiento por desastres.
En Pakistan, en la región de Sindh, se produjeron casi todos los 810.000 nuevos desplazamientos registrados en todo el país durante el año. En septiembre de 2020, el gobierno provincial declaró el estado de emergencia en los distritos afectados. Algunas de las tierras más fértiles de la provincia se inundaron, aumentando la pobreza de algunas comunidades. A las pérdidas de cosechas se sumó el impacto económico de la pandemia de Covid19.
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