Según los registros, el año 2020 fue el tercero más cálido y el 2019 fue el segundo, marcando el final de la década más calurosa (2010-2019) que se haya registrado jamás.
Los desastres naturales generaron 30,7 millones de desplazamientos en 149 países y territorios en 2020. Es la figura más alta desde 2012 y más de tres veces la cifra de desplazamientos por conflicto y violencia, según el Centro para el Monitoreo del Desplazamiento Interno (IDMC, por sus siglas en inglés).
Las repercusiones de la crisis climática son, a menudo, silenciosas, pero devastadoras. Cada año, el calentamiento del planeta provoca millones de desplazados climáticos, hambre, muerte y devastación. Como la COVID-19, el cambio climático es uno de los grandes desafíos que la humanidad tiene que afrontar en la actualidad. Hay muchas vidas humanas en juego. La emergencia climática es más difícil de abordar que la sanitaria, pero si no hacemos nada, las consecuencias podrían ser catastróficas para millones de personas en el mundo.
Según las últimas investigaciones, sin una acción climática contundente y una reducción significativa del riesgo de desastres climáticos, en 2050, 200 millones de personas necesitarán anualmente ayuda humanitaria debido a los efectos del cambio climático. Esta cifra es el doble de los 108 millones de personas que necesitan ayuda en la actualidad a causa de los desastres naturales. En solo 10 años, esta cifra podría incrementarse en un 50 %.
“Los que ya se están quedando atrás, se quedarán aún más atrás. La alteración del clima ya está provocando el desplazamiento en todo el mundo”.
Antonio Guterres, secretario general de la ONU.
30,7 millones
de nuevos desplazamientos forzados en 2020 por el clima, según IDMC.
149 países
afectados por los efectos del cambio climático.
200 millones
de personas necesitaran anualmente ayuda humanitaria en 2050 por el impacto del cambio climático.
Saynab Hassan Haibe (en la foto), una mujer desplazada internamente en Somalilandia, se vio obligada a mudarse al distrito de Wajaale con su familia debido a la grave sequía. “Cuando llegamos aquí teníamos 300 ovejas. Ahora solo nos quedan 100 y muchas de ellas están enfermas.
Entre noviembre de 2016 y junio de 2017, más de 760.000 somalís tuvieron que abandonar sus hogares a causa de la sequía. Muchas personas desplazadas internamente se trasladaron a este asentamiento informal en Wajaale, cerca de la frontera con Etiopía. Casi todos proceden de las regiones orientales de Sool y Sanaag, muy afectadas por la sequía.
ACNUR y sus socios locales proporcionan a la población artículos básicos de emergencia.
La crisis climática tienen un mayor impacto en las regiones más pobres del planeta. El cambio climático está afectando a la alimentación, al agua, a la tierra, a los medios de vida y la supervivencia. Las personas desplazadas y apátridas son algunas de las que más protección necesitan.
Desde el inicio de la pandemia, se han producido más de 100 desastres naturales que han afectado a más de 50 millones de personas, según el Informe mundial sobre desastres 2020. Como la crisis sanitaria, la crisis climática necesita de nuestra atención hoy más que nunca.
“Los impactos de esta crisis son mayores donde la fragilidad y los conflictos han debilitado los mecanismos de supervivencia; donde la gente depende del capital natural para su sustento; y donde las mujeres, que soportan la mayor carga de la emergencia climática, no disfrutan de los mismos derechos”.
Antonio Guterres, secretario general de la ONU.
Las ocho peores crisis alimentarias de 2019 estaban asociadas tanto a crisis climáticas como a conflictos.
El cambio climático puede generar conflicto, aumenta el hambre y la inseguridad alimentaria, dificulta el acceso a medios de vida y afecta a los servicios educativos y sanitarios. El 80 % de las personas desplazadas del mundo se encuentran regiones afectadas por la inseguridad alimentaria aguda y desnutrición, muchos de ellos son países que enfrentan riesgos climáticos y de desastres naturales.
El 95 % de los nuevos desplazamientos por conflictos en 2020 se produjeron en países altamente vulnerables al cambio climático.
Por ejemplo, se espera que la región del Sahel casi duplique su población en los próximos 20 o 30 años. Además, el Banco Mundial informa de que la productividad de la tierra en la región se ha reducido en un 30% o 40% más. A ello hay que añadir otros problemas sociales y políticos. La combinación de todos estos factores puede ser una amenaza para la vida de las personas más vulnerables y podría incrementar el riesgo de conflicto.
En el Sahel más de 50 millones de personas dependen de la cría de ganado para sobrevivir. Allí, los cambios en los patrones de pastoreo han contribuido al aumento de la violencia y los conflictos entre pastores y agricultores.
“Cuando el cambio climático seca los ríos, reduce las cosechas, destruye la infraestructura crítica y desplaza a las comunidades, exacerba los riesgos de inestabilidad y conflicto”.
Antonio Guterres, secretario general de la ONU.
El Objetivo 13 de Desarrollo Sostenible insta a adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.
Ante la crisis climática, la inacción no debería ser una opción. Según el Informe El coste de no hacer nada, si dejamos que el número de personas que necesitan ayuda humanitaria debido al impacto del clima siga creciendo, el coste en el futuro será muy alto. En la actualidad, se necesitan entre 3,5 y 12 mil millones de dólares al año para llegar a todas esas personas. En 2030, esta cifra podría llegar hasta los 20 billones anuales.
En los últimos años, los fenómenos meteorológicos extremos han intensificado su fuerza y su frecuencia. El impacto económico que tienen en las poblaciones más vulnerables es enorme: pérdida de ingresos, merma de su resiliencia y aumento de la dependencia de la ayuda humanitaria.
En agosto y septiembre del año pasado, las fuertes lluvias produjeron graves inundaciones y el desbordamiento de ríos en Sudán y dejaron sin refugio a miles de personas. Según la ONU, 800.000 personas, incluidos 125.000 refugiados y desplazados internos, se vieron afectados. En la foto, un refugiado de Sudán del Sur afectado por las inundaciones espera la distribución de ayuda por parte de ACNUR en Um Dom, Sharq Al-Nile, Sudán.
“Tenemos que establecer el vínculo entre cambio climático, vulnerabilidad y desplazamiento para poder anticiparnos a las poblaciones en situación de riesgo con la antelación suficiente”.
Andrew Harper, asesor especial de ACNUR sobre acción climática.
Ayuda a los refugiados