La del Sahel es una de las crisis de desplazamiento de más rápido crecimiento en el mundo y, sin embargo, una de las más olvidadas. Solo en Burkina Faso los desplazamientos internos se han multiplicado por 16 desde enero de 2019.
La pandemia no detiene la violencia, especialmente en el triángulo Liptako-Gurma, entre Burkina Faso, Malí y Níger, los países más afectados. Los refugiados que se encuentran en este triángulo fronterizo buscan seguridad en áreas que también están plagadas de violencia y pobreza.
La violencia perpetrada por los grupos armados contra civiles ha obligado a más de 3 millones de personas a huir de sus hogares en el Sahel. Muchas de las personas han estado desplazadas durante mucho tiempo; otras corren el riesgo de tener que regresar a su lugar de origen a pesar de la inestabilidad, ya que su comunidad de acogida también está siendo atacada.
El pasado 5 junio murieron 26 personas en la aldea de Binedama en Malí. Los grupos armados también atacaron un área de acogida de refugiados en Intikane, en el oeste de Níger, y mataron a dos refugiados y a un líder de la comunidad local el 31 de mayo.
Taguidigou Seidaghma es una refugiada maliense en Níger. Los ataques de Intikane de hace unas semanas la obligaron a huir con su familia a Telemces, una localidad situada a menos de 30 km de Intikane, donde han encontrado refugio.
“A principios de 2015, después de las crisis en Malí, encontramos refugio en Níger. Nos trasladaron de la ciudad fronteriza de Agando a Intikane. La vida ha sido bonita durante cinco años, hemos convivido en paz con la comunidad de acogida y hemos recibido asistencia y protección de ACNUR. Pero, de repente, la semana pasada, cuando nos atacaron, esta felicidad desapareció y el miedo ocupó su lugar”, cuenta Taguidigou.
1,5 millones
de desplazados internos
820.000
refugiados y solicitantes de asilo.
"La emergencia está aquí, en el Sahel, donde las personas sufren, son asesinadas, las mujeres son violadas, los niños no pueden ir a la escuela. El Sahel es el lugar donde debemos intervenir antes de que esta crisis se vuelva inmanejable". Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
A finales de abril, en Burkina Faso había 848.000 desplazados internos. Desde enero de 2019, el número de desplazado en el país se multiplicado por 16. Más de seis de cada diez desplazados internos en los tres países del Sahel central están en Burkina Faso. La emergencia ya está afectando a Mauritania y Chad y corre el riesgo de extenderse a los países costeros de Benin, Costa de Marfil, Ghana y Togo.
La situación está empeorando con la llegada de la pandemia de COVID-19, que ya está afectando las áreas que albergan refugiados y desplazados internos. Los números de casos positivos aumentan y los servicios nacionales de salud no están capacitados para enfrentar la inminente emergencia sanitaria. El impacto socioeconómico tendrá consecuencias a largo plazo para la seguridad alimentaria, el acceso a los servicios y a los medios de vida en toda la región, especialmente en las poblaciones desplazadas.
ACNUR está ampliando su respuesta a esta crisis cada vez más profunda, proporcionando refugio y material de emergencia, apoyo a las víctimas de la violencia sexual y de género, acceso a la educación e intentando paliar el impacto devastador del cambio climático.
ACNUR necesita 186 millones de dólares para proporcionar protección y asistencia a los refugiados, desplazados internos y comunidades de acogida en la región del Sahel, incluida la prevención y respuesta de COVID-19.
3.641
escuelas han sido cerradas.
80%
de las tierras de cultivo afectadas por el calentamiento global.
3,9 millones
de personas sufren inseguridad alimentaria.
La violencia sexual, el abuso, la explotación, el tráfico, los matrimonios forzados y los embarazos no deseados en la región del Sahel se han generalizado. La propagación de COVID-19 está empeorando aún más esta situación, que afecta de manera especial a las mujeres y las niñas.
El impacto del conflicto armado en la educación en la región del Sahel Central es igualmente devastador. Hasta febrero de 2020, 3.641 escuelas habían sido cerradas o habían sido destruidas. 700.000 estudiantes y 20.000 maestros se han visto afectados. El cierre prolongado de escuelas por la emergencia sanitaria del COVID-19 está teniendo consecuencias en millones de niñas y niños desplazados.
La región del Sahel es una de las regiones del mundo más afectadas por el cambio climático. Según las previsiones, la temperatura aumentará 3 grados, el doble del promedio mundial previsto para el año 2050.
Aproximadamente el 80% de las tierras de cultivo del Sahel se han visto afectadas por el cambio climático. Esto ha provocado un aumento de la competencia local por los recursos naturales, sobre todo de los alimentos y el agua, que es una de las causas directas del conflicto. La degradación ambiental actúa como un multiplicador de amenazas para conflictos e inestabilidad.
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