Tras el terremoto, Nepal se prepara para el monzón Tras el terremoto, Nepal se prepara para el monzón

Tras el terremoto, Nepal se prepara para el monzón

26 de mayo, 2015

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Dhan Bahadur Tamangm, de 66 años, construyó su casa de dos pisos hace 35 años sobre un sinuoso camino de tierra. Se encuentra a sólo tres horas en coche al sur de Katmandú, la capital nepalí, sin embargo, las montañas que la rodean la aíslan de tal manera que parece otro mundo. La vista desde la casa se extiende hasta un valle con cultivos de trigo y patata,  rodeados, a su vez, por montañas aún más pronunciadas. Los viajeros que paraban en la tienda de té local, a menudo, comentaban lo espectacular que era esta ubicación. Hoy sólo quedan los marcos de las puertas en pie vigilando las montañas de escombros de piedra y ladrillos.

Poco antes del mediodía del 25 de abril, un terremoto de magnitud 7,8 resquebrajó Nepal, derruyendo miles de aldeas y ciudades, y dañando gravemente Katmandú. Más de 8.600 personas perdieron la vida (incluyendo a 150 que murieron en la fuerte réplica del 12 de mayo) y más de 500.000 personas perdieron sus casas. Para Nepal, un país pequeño y extremadamente pobre, es un desastre de proporciones épicas.

El ejemplo de la aldea rural de Dhan Bahadur es solo un reflejo de lo ocurrido en tantas otras comunidades: 3.000 habitantes y 447 casas, de las cuales el 99% se derrumbaron. Ocho personas murieron, 30 quedaron heridas. De las 10 escuelas que había sólo una sigue en pie. Muchas cabezas de ganado, a menudo resguardadas en refugios tradicionales de ladrillos de barro, quedaron sepultadas vivas. Dhan Bahadur perdió su cabra y dos de sus tres búfalos. “Mi familia está a salvo. Eso es lo único que importa” explica Dhan. “La vida es así. No puedo cambiar lo que ha ocurrido”.

La estación de lluvias amenaza de nuevo a los nepalíes

A tan solo unos días de que comiencen las fuertes lluvias del monzón, conseguir refugio y alimentos básicos, para las miles de aldeas que han quedado derruidas, se convierte una carrera contrarreloj. El 12 de mayo otro terremoto de magnitud 7,3 acabó de destruir aldeas en el norte y el este de Nepal. Los corrimientos de tierra bloquearon carreteras y cortaron las líneas de teléfono. A pesar de su proximidad con Katmandú, Jhankridanda ha tardado casi un mes en recibir 100 lonas de plástico, arroz, cubos de plástico y materiales básicos de higiene. El centro de la carretera ha resultado la única zona llana en la que instalar un punto de distribución. 

Foto: ACNUR / B. Sokol. Unos voluntarios cargan suministros de ayuda de ACNUR en un camión en el Aeropuerto Internacional Tribhuvan de Katmandú, Nepal. La ayuda se distribuirá en las zonas afectadas de todo el país.

 

La difícil tarea de lograr que la ayuda llegue tras una catástrofe natural

Hacer llegar la ayuda tras un desastre natural siempre supone muchos retos. Pero los de Nepal son de una magnitud diferente. En un país sin litoral, la ayuda humanitaria tiene pocos caminos para llegar. Las rutas terrestres consisten en un par de estrechas y quebradizas carreteras que llegan desde la India, donde las tasas aduaneras retrasaron, al principio, el envío de suministros. La carretera desde China sigue bloqueada por corrimientos de tierra desde hace casi un mes, tras el primer terremoto. El único aeropuerto internacional del país, en Katmandú, sólo tiene una pista.“Esta operación de ayuda no es un asunto de un par de semanas” explica Craig Sanders, Representante de ACNUR en Nepal. “Esto continuará durante meses y años. Las vidas de algunas personas han cambiado radicalmente”.

 

Con tu colaboración puedes ayudar a que el monzón no empeore aún más la situación de estas personas que lo han perdido todo. Envía ayuda a Nepal o a otras emergencias vigentes haciéndote socio de ACNUR.

Fuente: Donatella Lorch, ACNUR

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